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CONOCIENDO LA DOCTRINA BÍBLICA

 

CARRERA DEL CRISTIANO

 

a) Superando obstáculos:

 

La vida cristiana es comparada a una carrera, en la cual nos encontramos con una serie de obstáculos y dificultades que hay que vencer, para continuar adelante.

24¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1ª Corintios 9:24-27).

 

Esta carrera requerirá del creyente:

 

Esfuerzos (verso 24).

Preparación (v. 25).

Disciplina (v. 27).

 

El atleta tiene que esforzarse, tiene que prepararse, y tiene que disciplinarse.

 

 

b) Despojándonos de todo peso

 

Hebreos 12:1-3):

“1Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

3Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.

 

Hay cosas que aunque puedan ser lícitas, nos pueden significar una carga que nos estorba para correr. Debemos despojarnos de ellas.

Otra cosa que nos estorba es el pecado, que por supuesto, también hay que quitarlo.

Todo esto nos asedia, nos bloquea, y nos impide que sigamos adelante en la carrera cristiana.

 

c) Olvidando lo que queda atrás

 

No hemos de estar lamentándonos constantemente: (No valgo para nada, soy un desastre, etc.) Debemos olvidar lo que queda atrás, y continuar hacia delante, hasta alcanzar la meta. Así lo hacía Pablo.

 

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

 

d) Puestos los ojos en Jesús

 

Nuestra mirada debe estar puesta en el Señor Jesús, quién ha de ser nuestro Guía y Modelo

(Hebreos 12:1-2).

Sin perder el tiempo mirando a los demás corredores.

 

El apóstol Pablo cuando llega al final de su vida hace una mirada retrospectiva de lo que ha sido su vida en el Evangelio, y llega a esta conclusión:

 

He peleado la buena batalla.

He acabado la carrera.

He guardado la fe.

 

Me está guardada la corona que me dará el Señor...

 

(2ª Timoteo 4:7-8).

 

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"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,

Para que seamos llamados hijos de Dios"

1a Juan 3:1.

 

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