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CONOCIENDO LA DOCTRINA BÍBLICA

 

b) La Iglesia local y sus prácticas

 

La iglesia local es el reflejo de la iglesia universal en un punto geográfico de la tierra.

Hasta llegar al capítulo ocho del Libro de los Hechos de los Apóstoles, la iglesia universal era también la iglesia local, pero a partir de aquí se extiende, y se van formando iglesias locales, y se da cumplimiento a (Hechos 1:8):

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

 

Más adelante entrarían también los gentiles y se cumpliría (Juan 10:16).

“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.

      

Nombre que se dan en el Nuevo Testamento a los miembros de la iglesia:

      

Creyentes (Hechos 5:14)

“Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres”.

 

Hemos sido salvos por medio de la fe, y ahora debemos vivir por fe (2ª Corintios 5:7).

Los demás deben verlo en nuestras vidas.

 

Discípulos (Hechos 6:7) (Hechos 16:1, 7).

Discípulo significa: uno que aprende al lado del maestro. El creyente tiene que ir aprendiendo al lado de su Maestro, y conociéndolo cada vez más.

 

Cristiano (Hechos 11:26) (Hechos 26:28) (1ª Pedro 4:16).

Cristiano significa hombre de Cristo, o seguidor de Cristo.

 

Santos (Efesios 1:1) (Filipenses 1:1) (Colosenses 1:2).

Separados del mundo y del pecado para servir a Dios. Hemos sido santificados en Cristo, y ahora debemos vivir de acuerdo a lo que somos.

 

Hermanos (Colosenses 1:2) (1ª Tesalonicenses 1:4) (Hebreos 3:1).

Tenemos un mismo Padre (Dios) y somos una familia (hijos de Dios) y por tanto, hermanos los unos de los otros.

 

La entrada en la iglesia local:

 

En el momento que nos convertimos y nacimos de nuevo entramos a formar parte de la Iglesia universal; pero se entra a formar parte de la iglesia local como miembro a pleno derecho, por medio del bautismo por inmersión en agua.

 

Prácticas de la iglesia local:

 

Las prácticas más importantes de la iglesia local, las tenemos relatadas en (Hechos 2:38-42):

 “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”.

 

Aquí encontramos las siguientes prácticas:

El bautismo. La doctrina apostólica. La comunión cristiana. El partimiento del pan. Las oraciones.

 

El bautismo.

 

Hay diferentes clases de bautismos que encontramos en la Palabra de Dios, y vamos a considerarlas brevemente.

 

El bautismo judío.

Era practicado por los judíos con sus prosélitos, que aceptaban el judaísmo. Así que al ser sumergidos en agua mostraban su cambio de profesión religiosa.

 

El bautismo de Juan el Bautista (Mateo 3:1-12)

Era un bautismo de arrepentimiento (v. 11) expresando un cambio de mente y de corazón para recibir al Mesías que Juan anunciaba. Así que venían a ser bautizados confesando sus pecados (v. 6). A este bautismo se sometió también el Señor Jesús, no porque Él tuviera pecados de que arrepentirse, sino cono una identificación plena con el hombre pecador, del cual había venido a ser su sustituto (Mateo 3:13-17). Así asumió Jesús toda responsabilidad.

Los discípulos de Jesús también practicaban este bautismo (Juan 3:26-30) (Juan 4:1-3).

 

El bautismo del Espíritu Santo.

Este bautismo es imprescindible para poder ser bautizados con el bautismo cristiano.

El bautismo del Espíritu Santo tuvo su manifestación histórica en Pentecostés (Hechos capitulo 2), y ha sido aplicado a los creyentes en el momento de nuestra conversión (1ª Corintios 12:13) (Efesios 1:13-14). Así llegamos a ser templos del Espíritu Santo (1ª Corintios 3:16) (1ª Corintios 6:19). El Espíritu Santo está en nosotros, y no le perderemos jamás (Efesios 4:30) (Juan 14:16), por lo tanto este bautismo es un acto irrepetible.

 

El bautismo cristiano.

Tiene que ser realizado por inmersión de agua, ya que de lo contrario perdería su significado, y debe hacerse en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Solo debe ser practicado a los creyentes que ya se han arrepentido de sus pecados y han creído en el Señor Jesucristo, aceptándolo como Salvador y como Señor, habiendo recibido el Espíritu Santo (Hechos 10:44-48).

 

A través del bautismo estamos testificando públicamente de:

Que hemos muerto con Cristo al pecado (al bajar a las aguas).

Que hemos sido sepultados con Él (mientras estamos sumergidos en el agua).

Que hemos resucitado a una nueva vida, para glorificar a Dios (cuando subimos del agua).

He aquí el hermoso simbolismo del bautismo (Romanos 6:1-11) (Gálatas 3:27).

Solo pueden ser bautizados las personas adultas (Hechos 8:12) ya que un niño, al no tener uso de razón, no puede haber creído en Cristo, único requisito indispensable para ser bautizados (Hechos 8:35-39).

El bautismo, pues, es un acto de obediencia al Señor. Un acto de identificación con Cristo, en su muerte y resurrección, para andar en vida nueva. Una proclamación en símbolo de algo que ha sido una realidad en nuestras vidas.

Es por eso que el bautismo, si antes no ha habido una realidad, no sirve para nada.

 

La doctrina apostólica.

 

Perseveraban en la enseñanza (doctrina) apostólica. No olvidemos nunca la importancia del estudio bíblico, y de perseverar en él. Estudiaremos más acerca de ello en el próximo capítulo, donde trataremos varias doctrinas con bastante amplitud, ya que creemos que el tema lo requiere. Es interesante notar que se nos dice que perseveraban en estas prácticas, y es que somos muy dados a empezar las cosas, pero no a perseverar en ellas.

 

La comunión cristiana.

 

La comunión, en griego Koinonia, significa: unión en común, participación, comunicación.

Tenemos una común fe (Tito 1:4) (Judas 3). Una común salvación. Un mismo Dios, etc. (Efesios 4:1-7).

 

Nuestra comunión es:

Con el Padre (1ª Juan 1:3).

Con el Hijo 1ª Juan 1:3).

Con el Espíritu Santo 2ª Corintios 13:14).

 

Para tener comunión con Dios hay que andar en la luz (1ª Juan 1:5-7) (Efesios 5:6-14).

 

Cuando la comunión con Dios se rompe (y no olvidemos que es el pecado que rompe la comunión), entonces la solución está en pedir perdón a Dios (1ª Juan 2:1-2).

 

Nuestra comunión es con los santos (Colosenses 1:12).

 

Está muy estrechamente ligada a nuestra comunión con Dios. Cuando más cerca de Dios estemos, más cerca estaremos los unos de los otros. Para ilustrarlo imaginemos una rueda antigua de carro con su eje y sus radios. El eje representaría a Dios, y los radios a los creyentes. Cuanto más cerca están los radios del eje, más cerca están los unos de los otros; y cuando más lejos del eje, también más distantes los unos de los otros.

 

El partimiento del pan.

 

El partimiento del pan, la Cena del Señor, o la Mesa del Señor. Tres maneras distintas de referirse al mismo acto (Mateo 26:26-29) (1ª Corintios 11:23-26)

Fue instituido por el Señor Jesucristo la noche que fue entregado. Después de comer la pascua con sus discípulos, el Señor instituyó el acto que marcaría el Nuevo Pacto que sería sellado, no con la sangre de un cordero, sino con su propia Sangre.

Constaría de dos elementos sencillos: Pan y vino, pero con un profundo alcance simbólico. Con el pan se recuerda su Cuerpo y con el vino su Sangre.

También con este acto expresamos nuestra comunión que tenemos con Dios y los unos con los otros (1ª Corintios 10:16-17). Somos un cuerpo en Cristo, y lo manifestamos tomando de aquel un pan.

No se puede tomar de ella de cualquier forma, sino conscientes de lo que estamos haciendo (1ª Corintios 11:27-31).

Se efectuaba normalmente el primer día de la semana (o sea, el Domingo) (Hechos 20:7).

Debía hacerse de manera ordenada, y sabiendo lo que se hace (1ª Corintios 11:17-34) (1ª Corintios 14:26-40).

 

Las oraciones.

 

La iglesia reunida para orar (Hechos 1:14, 24).

Además de la oración particular y en familia, también como iglesia se juntaban para orar, como práctica y en momentos especiales (Hechos 4:23-31) (Hechos 12:1-17).

 

Consideraciones interesantes

 

Somos un cuerpo, estamos unidos al Señor y tenemos comunión unos con otros (1ª Juan 1:7). Francamente sabiendo que esto es una realidad, no se concibe la falta de asistencias a las reuniones de oración de aquellos que se consideran cristianos. Éstos contradicen con sus hechos lo que dicen con sus palabras, y es la mejor manera de enfriarse espiritualmente y llegar al raquitismo espiritual:

“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:25).

 

En las reuniones de oración recibimos estímulos todos, y nos ayudan a crecer en el Señor.

Es interesante la ilustración del fuego y los troncos:

Los troncos unidos producen un gran fuego, y todos arden, pero si los separamos cada uno por su lado, se van apagando todos poco a poco.

 

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"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,

Para que seamos llamados hijos de Dios"

1a Juan 3:1.

 

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