CONOCIENDO LA DOCTRINA BÍBLICA
Al decir familia del cristiano, no nos referimos a los padres, hijos, hermanos o cónyuges, sino a la familia espiritual que la forman los hijos de Dios, o sea, la Iglesia. Cuando el hombre o la mujer ha dado los pasos que anteriormente señalábamos, se convierte en hijos de Dios, y por lo tanto deben ingresar en la familia divina. Según la Biblia, no se concibe un cristiano separado de su familia, de sus hermanos.
a) La Iglesia universal y su origen:
La palabra “Iglesia” viene del griego Ekklesia, y significa: Congregación, asamblea, y da la idea de “llamado fuera”, “llamado aparte”. Los griegos usaban esta palabra para describir cualquier reunión política, o de otra índole, tal y como aparece en (Hechos 19:32, 39, 41) donde viene traducida por: “concurrencia y asamblea”. “Unos gritaban una cosa y otros otra. Había gran confusión en la asamblea y la mayoría no sabía por qué se habían reunido. Y si tenéis algún otro asunto, se resolverá en la asamblea legal. Dicho esto disolvió la asamblea” (Hechos 19:32, 39, 41).
La Iglesia no es una organización inventada por el hombre, sino un organismo vivo, diseñado por Dios y edificada por Cristo. “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
Cristo es la única Cabeza: “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia” (Efesios 1:22-23).
Cristo es la Piedra angular de la misma, en la cual Pedro y todos los demás, que como él pondrían la confianza en el único Salvador, formarían, como piedras vivas, este edificio espiritual. “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:10-12).
“edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20).
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (1ª Pedro 2:4-10).
Hay que tener bien claro que la Iglesia no son las paredes, o el lugar de reuniones, sino que la Iglesia es el conjunto de todos los redimidos por la sangre de Cristo. Se habla de la Iglesia como REBAÑO. “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor” (San Juan 10:16).
Una manada de ovejas que siguen al Pastor, por consiguiente sugiere la idea de: protección, guía, cuidado y buenos pastos. Se le compara también al Santuario, o Templo, puesto que Dios mora, por su Espíritu en todos y cada uno de los creyentes. “en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor” (Efesios 2:21).
Otra de las figuras para describirla es la de “cuerpo”, un organismo vivo donde Cristo es la Cabeza, y cada creyente somos miembros de él; y el Espíritu Santo es el que le da vida. Un solo cuerpo con muchos miembros, destacándose la unidad y la diversidad. “la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 1:23; 2:16; 4:4-16).
También se contempla a la Iglesia como la Esposa de Cristo (Efesios 5: 22-33), lo cual nos sugiere la relación de amor existente entre Cristo y la Iglesia, el cual compartiremos todos los creyentes juntos toda la eternidad. La Iglesia fue prometida por Cristo en su ministerio (Mateo 16:18). Tuvo su inicio en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo bautizó a los creyentes para formar un cuerpo. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1ª Corintios 12:13).
El Señor Jesucristo resucitado y ascendido al Cielo dio dones (en este caso personas) a la Iglesia, y así tenemos a: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Como podemos leer en (Efesios 4:1-16): “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
Apóstoles. Los apóstoles, como la misma palabra lo indica, eran enviados de Dios para una misión especial. Su misión era recibir y transmitir la verdad de la Persona y Obra de Cristo, como testigos presenciales de los hechos, y teniendo la guía del Espíritu Santo para este fin.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13).
En este sentido solo lo eran los Doce, y de manera especial, por revelación de Cristo resucitado, lo fue el apóstol Pablo. No existe este don ahora, sino que la obra apostólica se lleva a la práctica a través de los escritos del Nuevo Testamento.
Profetas. Duraron hasta que se completó el canon del Nuevo Testamento, estos pues, junto con los Apóstoles, pusieron el fundamento de la doctrina, como vemos en (Efesios 2:20): “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”.
Estos dones han cesado ya, pero quedan actuales los otros que siguen a continuación.
Evangelistas. Los evangelistas son aquellos, cuyo don tiene por objeto proclamar las buenas nuevas de salvación al mundo, con el fin de abrir brecha y formar grupos de creyentes como iglesias locales. Su esfuerzo es el de ganar almas para Cristo, y establecer grupos autónomos con sus propios pastores o ancianos.
Pastores. Los pastores deben cuidar de las almas ganadas por los evangelistas. Deben cuidar de la iglesia local, y procurar el alimento para la grey. Los pastores, los ancianos, o los obispos, son las mismas personas con diferentes aspectos o facetas que desarrollan. Son conocedores de la Palabra (ancianos), vigilantes de los peligros en que pueden encontrarse la grey (obispos), y proporcionándoles el alimento espiritual necesario (pastores).
Maestros. Se dedican al estudio de las Escrituras con profundidad, y son conocedores de la doctrina bíblica para exponerla a los santos, con el fin de edificarles e instruirles, trazando bien la Palabra para evitar errores que podrían dañar la sana doctrina. “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2ª Timoteo 2:15).
Estos dones han sido dados por Dios para el perfeccionamiento de los santos (creyentes) y la edificación del cuerpo de Cristo (la Iglesia). Son canales de bendición. Los evangelistas destacan por su amor por las almas. Los pastores por su amor a los hermanos. Los maestros por su amor a la Palabra; aunque todo creyente debe tener también estas cualidades.
La Iglesia local y su forma de gobierno
En el Nuevo Testamento vemos que las iglesias son autónomas, o sea, que no están centralizadas, sino que en cada iglesia local, Dios le ha dado dones que se encarguen de dirigirla y gobernarla. Estos dones (en este caso personas), son los ancianos. Los Apóstoles reconocían ancianos en las iglesias que fundaban: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé” (Tito 1:5).
“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hechos 14:23).
Así podemos ver que los había en Antioquia (Hechos 11:30), en Jerusalén (Hechos 15:2, 4, 6, 22, 23). Como ya dijimos anteriormente, anciano indica madurez, experiencia cristiana, conocimiento de la Palabra. También son obispos (sobreveedores) (Hechos 20:28) (Tito 1:7) y pastores, que van delante procurando el alimento espiritual para la grey (Efesios 4:11) y (Hebreos 13:7, 17). A ellos se les ha encargado el gobierno de la iglesia, pero ellos a su vez han de someterse al Señor (Hebreos 13:17) (1ª Pedro 5:4).
Cualidades necesarias de los pastores:
En (1ª Timoteo 3:1-7) tenemos una especie de retrato robot: “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo”.
Irreprensible (que no le puedan señalar como culpable de algún delito). Marido de una sola mujer (No uno que practique la poligamia). Sobrio (moderado). Prudente. Decoroso. Hospedador. Que gobierne bien su casa… (v. 1-5). No un neófito (nuevo en la fe), que no ha madurado, ya que puede caer en la condenación del diablo, que fue el orgullo. Con buen testimonio de los de afuera (v. 7). Véase también: (Tito 1:5-11) y (1ª Pedro 5:1-4).
Responsabilidad de los miembros frente a ellos:
Reconocerles y tenerles en estima (1ª Tesalonicenses 5:12-13). Honrarles de la forma debida (1ª Timoteo 5:17-19. Apoyarles moralmente y materialmente, si hiciera falta, ya que ellos se sacrifican por la grey. Estar sujetos a ellos, obedecerles (1ª Pedro 5:5) (Hebreos 13:17). Imitarles (Hebreos 13:7-8).
La disciplina en la iglesia:
La iglesia es santa y debe comportarse santamente; por esto, cuando hay pecado que pueda escandalizar a las demás personas, hay que ejercer la disciplina. Ésta será aplicada pública o privadamente, según los casos (1ª Timoteo 5:20) (1ª Corintios 5:4-5) (2ª Corintios 2:5-8). Eso sí, corregir siempre con el fin de restaurar. No olvidemos que la iglesia es como un hospital, donde todos estamos enfermos, y venimos a curarnos. No se puede actuar con dureza por pequeñas cosas (Gálatas 6:1-2).
Casos que precisan de excomunión:
Irreconciliación y rebeldía (Mateo 18:17-18). Inmoralidad (1ª Corintios 5:2, 5-13) (1ª Corintios 6:10). Conducta desordenada (2ª Tesalonicenses 3:6-15) (1ª Tesalonicenses 5:14) para que se avergüence. El que causa disensiones, divisiones y escándalos (Romanos 16:17-20) (Tito 3:10-11). La herejía (1ª Timoteo 1:18-20) (2ª Juan 7:11).
La finalidad de la disciplina:
Un arrepentimiento humilde para restauración. El hermano debe aceptar humildemente y con sometimiento la disciplina impuesta. Para que los demás miembros también teman y aprendan (no olvidemos que disciplina viene de discípulo, o sea, es para aprender) (1ª Timoteo 5:20) (Hechos 5:11-13). Si hay una actitud correcta, la congregación debe perdonar, para que Satanás no se meta (2ª Corintios 2:6-11).
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"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,
Para que seamos llamados hijos de Dios"
1a Juan 3:1.
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