CONTENIDO DE LA 2ª LECCIÓN
LECTURA DEL EVANGELIO DE SAN JUAN 1:19-28
TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA
“19Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20Confesó, y no negó, sino confesó:
Yo no soy el Cristo.
21Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?
Dijo: No soy.
¿Eres tú el profeta?
Y respondió: No.
22Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25Y le preguntaron, y le dijeron:
¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?
26Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. 27Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
28Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando”.
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COMENTARIO DEL EVANGELIO DE SAN JUAN 1:19-28
TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA
Cuando un rey, o un personaje importante, piensa hacer un viaje, envía delante de él a su siervo para anunciarlo. Esto es lo que hizo Dios al enviar al Mesías aquí a la tierra. Dios envió un mensajero delante de Él, éste fue Juan el Bautista, quién tendría que preparar el camino delante de Él, como estaba escrito en: (Malaquías 3:1).
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”
Y llega a ser la voz que clama en el desierto, según Isaías 40:3.
“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”.
Juan se presenta en el desierto predicando el arrepentimiento, y anunciando que venía el Mesías (versículos: 23, 26 y 27).
Si usted desea recibir al Mesías en su corazón, tendrá que proceder también con arrepentimiento de su pecado, y ejercer fe en el Señor Jesucristo, quién llevó y pagó por nuestros pecados en la cruz.
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