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CONOCIENDO LA DOCTRINA BÍBLICA

 

FUTURO DEL CRISTIANO

 

b) La Segunda Venida de Cristo:

 

Realidad de la Segunda Venida:

 

Decíamos que la vida no termina con la muerte. El cristiano auténtico siempre ha sabido que tiene vida eterna.

Pero, y los muertos, ¿dónde están?

Es interesante notar que la revelación divina es progresiva, así que no podemos esperar la misma luz en la época de Abraham, que en la época de Pablo.

La revelación máxima ha sido dada por el Hijo, y por consiguiente, en el Nuevo Testamento se ve con mucha más claridad que en el Antiguo Testamento.

El Señor Jesucristo quitó la muerte  y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio (2ª Timoteo 1:10). Sin embargo, es interesante notar que los antiguos pensaban ya en un lugar de reunión, después de la muerte.

 

Reunidos en un lugar:

 

Los creyentes eran unidos a su pueblo al morir. No tanto sus cuerpos (que muchas veces eran sepultados en la misma tumba), sino sus personas (sus almas).

Veamos a continuación los siguientes versículos, y fijémonos en el orden de sus palabras:

 

Abraham:

Dios le dijo que sería unido a sus padres siendo viejo... (Génesis 15:15).

Su muerte la encontramos en (Génesis 25:8-9) y el orden de las palabras es el siguiente:

 

Entrega su espíritu.

Es unido a su pueblo.

Luego, lo sepultan Isaac e Ismael (sus hijos).

 

Isaac (Génesis 35:29):

 

Exala su espíritu.

Es unido a su pueblo.

Luego, lo sepultan Esaú y Jacob (sus hijos).

 

Jacob (Génesis 49:33-50:7):

 

Expira (entrega el espíritu).

Es reunido a sus padres.

Su cuerpo queda allí, lo embalsaman, y al cabo de muchos días, es sepultado.

 

Aarón (Números 20:26):

Sería reunido a su pueblo al morir.

 

Queda claro que el alma y el espíritu, al separarse del cuerpo, o sea, al morir, se reúnen a su pueblo en un lugar.

 

Job (Job 19:25-27):

Está convencido de que un día verá a Dios.

 

David (Salmo 23:6):

Sabe que en la casa de Dios morará por largos días.

 

Asaf (Salmo 73:23-24):

Sabe que después Dios le recibirá en gloria.

Los hijos de Coré (Salmo 48:14):

Están seguros de que Dios les guiará aún más allá de la muerte.

 

El ladrón arrepentido (Lucas 23:43).

Iría con Jesús al paraíso, reunido a su pueblo, en el seno de Abraham (Hechos 2:26-27, 30) (1ª Pedro 3:18-19).

 

DESCRIPCIÓN DE ESTE LUGAR

 

En la Biblia se conoce este lugar como “seol” en hebreo, siendo traducido al griego por “hades”. Así puede verse en la Septuaginta (traducción griega del Antiguo Testamento) y en el Nuevo Testamento escrito en este idioma.

Esta palabra se encuentra en el Antiguo Testamento 65 veces, y en el Nuevo Testamento 10 veces.

Su definición sería: La morada de los espíritus de los muertos; y la palabra en sí, tiene que ver con invisible y oculto.

Hasta que la obra de la redención y la justificación fue realizada mediante la muerte y resurrección de Jesucristo, este lugar recibía a las almas, tanto de los impíos como de los justos; con una salvedad, hay dos departamentos.

 

Los malos (Salmo 9:17). Los justos (Salmo 88:3) (Génesis 37:35).

 

Por un lado encontramos el lugar conocido como “seno de Abraham”, y por otro lado, el resto, conocido simplemente como hades (Lucas 16:19-31).

Fue el Señor Jesucristo quien distinguió el departamento de los santos con el nombre de: “seno de Abraham”. No es de extrañar que así lo definiera, ya que Abraham es mencionado varias veces como padre de los creyentes.

 

Situación actual:

 

Aunque no encontramos mucho revelado en torno al traslado del “seno de Abraham” al Cielo, si que se deja entrever.

Antes, la idea era bajar al seno de Abraham (Hades).

Ahora, la idea es de subir al Cielo.

Hagámonos esta pregunta: ¿Dónde está ahora Cristo? ¿En el seno de Abraham (Hades), o en el Cielo?

Cristo no está en el Hades (Hechos 2:26-27, 30) “... su alma no fue dejada en el hades...”.

Cristo está en el Cielo (Hechos 3:21) (Marcos 16:19).

El creyente, al morir, va para estar con Cristo, entonces no va al seno de Abraham, sino al Cielo (2ª Corintios 5:6, 8) y (Filipenses 1:21-23).

Dios no hace acepción de personas, y la Obra de Cristo es la base de la salvación de los creyentes de todas las épocas, ya que es el único medio a través del cual Dios puede salvar al hombre. Así que los salvos del Antiguo Testamento también están allí. Por lo tanto, el seno de Abraham ha desaparecido, han sido trasladados al Cielo, quedando el Hades solamente para los condenados (Efesios 4:8-10).

 

PARAÍSO

      

La palabra “paraíso” se encuentra en las Escrituras, y sería conveniente aclarar un poco lo que significa.

Viene del griego, paradeisos, y significa: jardín o parque, y denota:

Hermosura.

Bienestar

Placer.

Gozo, etc.

 

Es usada en la Biblia para distintas cosas, pero siempre conlleva estas características.

 

En (Cantares 4:13) se traduce por jardín de granados.

En (Isaías 51:3) “… y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto.”

 

Se llama paraíso al seno de Abraham (un lugar de consolación, de placer, y bienestar) (Lucas 23:43).

Pablo observa las esferas celestiales, y se le llama el tercer cielo, y también el paraíso (un lugar de gozo y de placer) (2ª Corintios 12:2-4).

En (Apocalipsis 2:7) pensando en el Edén, es llamado paraíso, como ya la versión Septuaginta lo traducía así en (Génesis 2:8), así como otros pasajes relacionados con este lugar.

Entendemos, pues, por paraíso, un lugar de hermosura, de expansión, de bienestar, de placer, de goce, etc.

Lo fue el Edén, lo era también el Seno de Abraham, lo es el tercer Cielo, en las esferas celestiales. Lo será la tierra durante el Milenio (tiempo que reinará Cristo en su Segunda Venida), y después en cielos nuevos y tierra nueva.

Hasta aquí hemos tratado de explicar el llamado estado intermedio, o sea desde la muerte hasta la resurrección.

En torno a este tema carecemos de la revelación que nos gustaría tener. Hemos tenido que echar mano de diferentes figuras para comprender algo de ello. Ahora, bien, lo que si sabemos claro es que partir y estar con Cristo es mucho mejor que la vida aquí y ahora, como vimos en:

(2ª Corintios 5:6, 8)

(Filipenses 1:21-23)

 

Además de esto, el creyente tiene la esperanza mucho más gloriosa todavía, y es la de la resurrección (2ª Corintios 5:1-4).

Estamos esperando este acontecimiento maravilloso que tendrá lugar en la Segunda Venida del Señor Jesucristo, tema en el que entramos de lleno a continuación.

Cuando se trata de este tema tan profundo, nos encontramos con algunas diferencias de opiniones, no vamos a hablar de ellas, sino que con la ayuda del Señor expondremos lo que sinceramente creemos que se ajusta más a la Palabra de Dios.

La Segunda Venida del Señor es un tema que no interesa a mucha gente. Sucede como en los días del apóstol Pedro. Muchos se burlaban entonces (2ª Pedro 3:1-9), pero el día del Señor vendrá (v. 10).

Es digno de destacar que la Segunda Venida de Cristo encierra dos vertientes importantes: Esperanza y terror.

 

Esperanza para el creyente, ya que para él significa encontrarse con su Señor, para no separarse de Él jamás (1ª Tesalonicenses 4:13) (Tito 2:13).

Terror para el impío (no creyente) porque conlleva el día grande y terrible de Jehová. Día de juicios (2ª Pedro 3:7) (Apocalipsis 6:16-17) (Ezequiel 30:3).

 

¿CUÁNDO SERÁ?

 

En cuanto a esto podemos correr dos peligros:

1) Fijar fechas. 2) Olvidarnos de tema.

 

1) Fijar fechas:

 Han habidos muchos que han caído en esto. Han pretendido ser “muy listos”, y no han tenido en cuenta las palabras del Señor:

“Del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36).

 

Estos, se han atrevido a dar fechas, que como era de esperar, no se han cumplido. Entre ellas: 1914, 1925, 1975, 2000, etc.

Por el contrario podemos caer en el otro extremo, que es:

 

2) Olvidarnos del tema:

Dejarlo como algo muy lejano, como si no tuviera que ver nada con nosotros.

El Señor dio unas señales a fin de que estuviéramos expectantes, velando, viendo que aquel día se acerca (Lucas 12:35-40).

La esperanza en la Segundo Venida lleva al creyente a vivir en santidad: “El que tiene esta esperanza en él, se purifica...” (1ª Juan 3:3).

 

¿SERÁ REAL LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO?

 

Tenemos testigos de gran peso que lo atestiguan que será realidad:

      

Jesús mismo lo dijo:

 

(Juan 14:1-3) “… vendré otra vez…”.

(Mateo 24:29-30) “… y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo…”.

 

Lo dijeron los ángeles:

 

(Hechos 1:11) “... Este mismo Jesús, … vendrá como le habéis visto ir al cielo”.

 

Lo dijeron los Apóstoles:

 

Lo dijo Pedro:

(2ª Pedro 3:10) “Pero el día del Señor vendrá…”.

 

Lo dijo Pablo:

(1ª Tesalonicenses 1:10) “Y esperar de los cielos… a Jesús...”

(1ª Tesalonicenses 3:13) “…la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”.

(1ª Tesalonicenses 4:16) “… el Señor mismo … descenderá del cielo…”.

(Tito 2:13) “… la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”.

 

Lo dijo Juan:

(1ª Juan 3:1-3) “… cuando él se manifieste…”.

(Apocalipsis 1:7) “He aquí que viene con las nubes...”.

 

Lo dijo Santiago:

(Santiago 5:8) “… la venida del Señor se acerca”.

 

Lo dijo el autor a los Hebreos:

(Hebreos 9:28) “…aparecerá por segunda vez… para salvar a los que le esperan”.

 

Queda, pues, muy claro que Jesús volverá, este es el testimonio bíblico.

En la Segunda Venida se va a dar cumplimiento al resto de profecías que no se cumplieron en la primera, tales como:

 

Que vendrá y pondrá sus pies en el Monte de los Olivos (Zacarías 14:4).

Que tendrá el reino de David (Isaías 9:6-7) (Lucas 1:32) (Jeremías 23:5-6).

Que tendrá un reino y que gobernará con los santos (Daniel 7:13-14) (Daniel 7:18, 22).

Que gobernará en juicio y en justicia (Isaías 9:7).

Que instaurará un reinado de paz (Isaías 2:1-4) (Isaías 11:4-10).

Y sin duda muchas más que podríamos mencionar.

 

SEÑALES QUE ANTECEDEN A SU VENIDA

 

Se dan varias señales a las que se debe estar atentos, y si bien estas señales van dirigidas al pueblo de Israel, y el Señor podría venir en cualquier momento a recoger a su Iglesia, será interesante que las examinemos. Pedro dijo:

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2ª Pedro 1:19).

 

- Un estado caótico (Como en los días de Noé) (Mateo 24:12)

 

Dice en (Génesis 6:5) que la maldad era mucha en toda la tierra. La tierra se corrompió y estaba llena de violencia (Génesis 6:11). Había indiferencia hacia Dios.

 

- Incredulidad, los hombres no comprenderán, serán incrédulos, se multiplicará la maldad (Mateo 24:12).

Solo hace falta echar una mirada a nuestro alrededor, y vemos como se está cumpliendo.

 

- Habrá guerras por todas partes, hambre, peste y terremotos (Mateo 24:7).

Vemos el mundo lleno de armamento, horroriza pensar en lo que hay preparado. Y ¿qué diremos del hambre? ¿Y la peste? ¿Y los terremotos? tan comunes en nuestro tiempo.

 

- Señales en los astros (Lucas 21:11)

Estamos en la llamada era espacial. El hombre ha pisado la luna, ha enviado naves a otros planetas. Satélites y restos de naves (chatarra) giran alrededor de la tierra.

 

- El aumento de la ciencia (Daniel 12:4)

Nunca como ahora, la ciencia ha adelantado tanto. Se están haciendo cosas increíbles que años atrás eran impensables.

 

- El Evangelio predicado a todas las naciones (Mateo 24:14).

Hoy en día, a través de los modernos medios de comunicación (radio, televisión, Internet, etc.), ya no queda ninguna nación que no haya oído el Evangelio.

 

- La apostasía (2ª Tesalonicenses 2:3).

Cuantos hay que abandonan la fe que antes decían poseer.

 

- La moral por los suelos (2ª Timoteo 3:1-7).

Dice Pablo que habrá hombres:

Amadores de sí mismo (egoístas).

Avaros.

Vanagloriosos.

Soberbios.

Blasfemos.

Desobedientes a los padres.

Ingratos.

Impíos (no tienen en cuenta a Dios).

Sin afecto natural (sin compasión).

Implacables.

Calumniadores.

Intemperantes (faltos de templanza).

Crueles.

Aborrecedores de lo bueno.

Traidores.

Impetuosos (violentos).

Infatuados (engreídos).

Amadores de los deleites y no de Dios.

Con apariencia de piedad (aparentan ser buenos).

Siempre aprenden, pero nunca llegan al conocimiento de la verdad.

 

- Cuando prometan paz y seguridad (1ª Tesalonicenses 5:2-3)

Les vendrá entonces destrucción de repente.

La característica de los últimos tiempos se ajusta muy bien a los días que estamos viendo.

El Señor puede venir en cualquier momento, no sabemos cuándo, pero todo parece estar a punto.

Cristo vendrá como ladrón en la noche, en el momento tal vez menos inesperado, vendrá.

¿Estamos preparados para encontrarnos con Él?

Cuando se cumpla la hora en el reloj de Dios, Cristo vendrá a buscar a su Iglesia, y aquellos que no le hayan reconocido como Salvador, se quedarán aquí, y recibirán los juicios de Dios.

Cristo dijo a los suyos: “Y si me fuere… vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3).

 

Jesús se fue al Padre. La primera parte se ha cumplido, ahora solo resta cumplirse la segunda, que probablemente sea muy pronto.

 

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"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,

Para que seamos llamados hijos de Dios"

1a Juan 3:1.

 

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