Cursos
de la Biblia
ISAÍAS
Una nación pecadora
1
1Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio
acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías,a [a a 1.1: 2 R.
15.1–7; 2 Cr. 26.1–23.] Jotam,b [b b 1.1: 2 R.
15.32–38; 2 Cr. 27.1–9.] Acazc [c c 1.1: 2 R.
16.1–20; 2 Cr. 28.1–27.] y Ezequías,d [d d 1.1: 2
R. 18.1—20.21; 2 Cr. 29.1—32.33.] reyes de Judá.
2Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla
Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. 3El
buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende,
mi pueblo no tiene conocimiento.
4¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad,
generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira
al Santo de Israel, se volvieron atrás.
5¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía
os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6Desde
la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón
y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
7Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades
puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y
asolada como asolamiento de extraños. 8Y queda la hija de Sion como
enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.
9Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese
dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.e
[e e 1.9: Gn. 19.24; Ro. 9.29.]
Llamamiento al arrepentimiento verdadero
10Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová;
escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 11¿Para qué me
sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de
holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de
bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
12¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando
venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? 13No me
traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día
de reposo,* [* Aquí equivale a sábado. ] el convocar asambleas, no lo
puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14Vuestras
lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son
gravosas; cansado estoy de soportarlas.f [f f 1.11–14: Am.
5.21–22.] 15Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé
de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré;
llenas están de sangre vuestras manos. 16Lavaos y limpiaos; quitad
la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
17aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado,
haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
18Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta:
si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos;
si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19Si
quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20si no
quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de
Jehová lo ha dicho.
Juicio y redención de Jerusalén
21¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad
fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los
homicidas. 22Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está
mezclado con agua. 23Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de
ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia
al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.
24Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos,
el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de
mis adversarios; 25y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo
más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. 26Restauraré
tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te
llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.
27Sion será rescatada con juicio, y los
convertidos de ella con justicia. 28Pero los rebeldes y pecadores a
una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. 29Entonces
os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que
escogisteis. 30Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja,
y como huerto al que le faltan las aguas. 31Y el fuerte será como
estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no
habrá quien apague.
Reinado universal de Jehová
(Mi. 4.1–3)
2
1Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y
de Jerusalén.
2Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que
será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será
exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. 3Y
vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la
casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus
sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
4Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán
sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces;a [a a 2.4:
Jl. 3.10.] no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán
más para la guerra.
Juicio de Jehová contra los soberbios
5Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz
de Jehová. 6Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob,
porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los
filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. 7Su tierra está llena
de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de
caballos, y sus carros son innumerables. 8Además su tierra está
llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que
fabricaron sus dedos. 9Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha
humillado; por tanto, no los perdones. 10Métete en la peña,b
[b b 2.10: Ap. 6.15.] escóndete en el polvo, de la presencia
temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. 11La altivez de
los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada;
y Jehová solo será exaltado en aquel día.
12Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá
sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido; 13sobre
todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán;
14sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados;
15sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; 16sobre
todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas. 17La
altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada;
y solo Jehová será exaltado en aquel día. 18Y quitará totalmente
los ídolos. 19Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las
aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor
de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.
20Aquel día arrojará el hombre a los topos y
murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que
adorase, 21y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las
cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el
resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra. 22Dejaos
del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
Juicio de Jehová contra Judá y Jerusalén
3
1Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos
quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan
y todo socorro de agua; 2el valiente y el hombre de guerra, el juez y
el profeta, el adivino y el anciano; 3el capitán de cincuenta y el
hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador.
4Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores.
5Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino;
el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble.
6Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de
la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe,
y toma en tus manos esta ruina; 7él jurará aquel día, diciendo: No
tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis
príncipe del pueblo. 8Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído;
porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová para irritar los
ojos de su majestad.
9La apariencia de sus rostros testifica contra
ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de
ellos! porque amontonaron mal para sí. 10Decid al justo que le irá
bien, porque comerá de los frutos de sus manos. 11¡Ay del impío!
Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado. 12Los
opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo
mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.
13Jehová está en pie para litigar, y está para
juzgar a los pueblos. 14Jehová vendrá a juicio contra los ancianos
de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña,
y el despojo del pobre está en vuestras casas. 15¿Qué pensáis
vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor,
Jehová de los ejércitos.
Juicio contra las hijas de Sion
16Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de
Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados;
cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; 17por tanto,
el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus
verg:uenzas.
18Aquel día quitará el Señor el atavío del
calzado, las redecillas, las lunetas, 19los collares, los pendientes
y los brazaletes, 20las cofias, los atavíos de las piernas, los
partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, 21los
anillos, y los joyeles de las narices, 22las ropas de gala, los
mantoncillos, los velos, las bolsas, 23los espejos, el lino fino, las
gasas y los tocados. 24Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá
hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la
compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y
quemadura en vez de hermosura. 25Tus varones caerán a espada, y tu
fuerza en la guerra. 26Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y
ella, desamparada, se sentará en tierra.
4
1Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel
tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de
nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.
Futuro glorioso de Jerusalén
2En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para
hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los
sobrevivientes de Israel. 3Y acontecerá que el que quedare en Sion,
y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en
Jerusalén estén registrados entre los vivientes, 4cuando el Señor
lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de
en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.
5Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los
lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de
fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, 6y
habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y
escondedero contra el turbión y contra el aguacero.
Parábola de la viña
5
1Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado
a su viña.a [a a 5.1–2: Mt. 21.33; Mr. 12.1; Lc. 20.9.] Tenía
mi amado una viña en una ladera fértil. 2La había cercado y
despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella
una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio
uvas silvestres.
3Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de
Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. 4¿Qué más se podía
hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese
uvas, ha dado uvas silvestres?
5Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña:
Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será
hollada. 6Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y
crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen
lluvia sobre ella. 7Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos
es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba
juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.
Ayes sobre los malvados
8¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden
heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de
la tierra? 9Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos,
que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.
10Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla
producirá un efa.
11¡Ay de los que se levantan de mañana para
seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los
enciende! 12Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles,
flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus
manos. 13Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo
conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.
14Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y
allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él
se regocijaba. 15Y el hombre será humillado, y el varón será
abatido, y serán bajados los ojos de los altivos. 16Pero Jehová de
los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con
justicia. 17Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y
extraños devorarán los campos desolados de los ricos.
18¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas
de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, 19los cuales
dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo
del Santo de Israel, para que lo sepamos! 20¡Ay de los que a lo malo
dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las
tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 21¡Ay
de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí
mismos! 22¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres
fuertes para mezclar bebida; 23los que justifican al impío mediante
cohecho, y al justo quitan su derecho!
24Por tanto, como la lengua del fuego consume el
rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su
flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos,
y abominaron la palabra del Santo de Israel. 25Por esta causa se
encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano,
y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en
medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su
mano está extendida.
26Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará
al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y
velozmente. 27No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece;
ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de
los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias. 28Sus saetas
estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos
parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. 29Su
rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes,
y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará.
30Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará
hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se
oscurecerá la luz.
Visión y llamamiento de Isaías
6
1En el año que murió el rey Uzíasa [a a
6.1: 2 R. 15.7; 2 Cr. 26.23.] vi yo al Señor sentado sobre un
trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2Por encima de
él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros,
con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3Y el uno al otro daba
voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos;b [b b 6.3:
Ap. 4.8.] toda la tierra está llena de su gloria. 4Y los
quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa
se llenó de humo.c [c c 6.4: Ap. 15.8.] 5Entonces
dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y
habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al
Rey, Jehová de los ejércitos.
6Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo
en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7y
tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es
quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8Después oí la voz del Señor,
que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí
yo: Heme aquí, envíame a mí. 9Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd
bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. 10Engruesa
el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no
vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se
convierta, y haya para él sanidad.d [d d 6.9–10: Mt.
13.14–15; Mr. 4.12; Lc. 8.10; Jn. 12.40; Hch. 28.26–27.] 11Y
yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén
asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha
un desierto; 12hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y
multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra. 13Y si
quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como
el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el
tronco, la simiente santa.
Mensaje de Isaías a Acaz
7
1Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam,
hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías,
rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron
tomar.a [a a 7.1: 2 R. 16.5; 2 Cr. 28.5–6.] 2Y
vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín.
Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen
los árboles del monte a causa del viento.
3Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al
encuentro de Acaz, tú, y Sear-jasub1 [1 Esto es, Un remanente volverá.
] tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el
camino de la heredad del Lavador, 4y dile: Guarda, y repósate; no
temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean,
por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías. 5Ha
acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías,
diciendo: 6Vamos contra Judá y aterroricémosla, y repartámosla
entre nosotros, y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel. 7Por
tanto, Jehová el Señor dice así: No subsistirá, ni será. 8Porque
la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín; y dentro de
sesenta y cinco años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo.
9Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de
Remalías. Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis.
10Habló también Jehová a Acaz, diciendo:
11Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en
lo profundo, o de arriba en lo alto. 12Y respondió Acaz: No pediré,
y no tentaré a Jehová. 13Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de
David. ¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a
mi Dios? 14Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que
la virgen concebirá, y dará a luz un hijo,b [b b 7.14: Mt.
1.23.] y llamará su nombre Emanuel.2 [2 Esto es, Dios con
nosotros. ] 15Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa
desechar lo malo y escoger lo bueno. 16Porque antes que el niño sepa
desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes
será abandonada. 17Jehová hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y
sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín
se apartó de Judá, esto es, al rey de Asiria.
18Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a
la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en
la tierra de Asiria; 19y vendrán y acamparán todos en los valles
desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas
las matas.
20En aquel día el Señor raerá con navaja
alquilada, con los que habitan al otro lado del río, esto es, con el rey de
Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba también quitará. 21Acontecerá
en aquel tiempo, que criará un hombre una vaca y dos ovejas; 22y a
causa de la abundancia de leche que darán, comerá mantequilla; ciertamente
mantequilla y miel comerá el que quede en medio de la tierra.
23Acontecerá también en aquel tiempo, que el
lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para espinos
y cardos. 24Con saetas y arco irán allá, porque toda la tierra será
espinos y cardos. 25Y a todos los montes que se cavaban con azada, no
llegarán allá por el temor de los espinos y de los cardos, sino que serán
para pasto de bueyes y para ser hollados de los ganados.
Sea Jehová vuestro temor
8
1Me dijo Jehová: Toma una tabla grande, y escribe
en ella con caracteres legibles tocante a Maher-salal-hasbaz.3 [3 Esto
es, El despojo se apresura, la presa se precipita. ] 2Y
junté conmigo por testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de
Jeberequías. 3Y me llegué a la profetisa, la cual concibió, y dio
a luz un hijo. Y me dijo Jehová: Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz. 4Porque
antes que el niño sepa decir: Padre mío, y Madre mía, será quitada la
riqueza de Damasco y los despojos de Samaria delante del rey de Asiria. 5Otra
vez volvió Jehová a hablarme, diciendo: 6Por cuanto desechó este
pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y
con el hijo de Remalías; 7he aquí, por tanto, que el Señor hace
subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria
con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas
sus riberas; 8y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y
llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu
tierra, oh Emanuel.
9Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd,
todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis quebrantados;
disponeos, y seréis quebrantados. 10Tomad consejo, y será anulado;
proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.
11Porque Jehová me dijo de esta manera con mano
fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo:
12No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama
conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. 13A
Jehová de los ejércitos, a él santificad;a [a a 8.12–13: 1
P. 3.14–15.] sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. 14Entonces
él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para
tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de
Jerusalén. 15Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán
quebrantados;b [b b 8.14–15: 1 P. 2.8.] y se enredarán
y serán apresados.
16Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
17Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de
Jacob, y en él confiaré.c [c c 8.17: He. 2.13.] 18He
aquí, yo y los hijos que me dio Jehovád [d d 8.18: He. 2.13.] somos
por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos, que
mora en el monte de Sion. 19Y si os dijeren: Preguntad a los
encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará
el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? 20¡A
la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha
amanecido. 21Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y
acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su
Dios, levantando el rostro en alto. 22Y mirarán a la tierra, y he
aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las
tinieblas.
Nacimiento y reinado del Mesías
9
1Mas no habrá siempre oscuridad para la que está
ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que
livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de
Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del
Jordán, en Galilea de los gentiles.a [a a 9.1: Mt. 4.15.] 2El
pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra
de muerte, luz resplandeció sobre ellos.b [b b 9.2: Mt. 4.16;
Lc. 1.79.] 3Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría.
Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando
reparten despojos. 4Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de
su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. 5Porque
todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto
revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. 6Porque un niño
nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará
su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de
David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia
desde ahora y para siempre.c [c c 9.7: Lc. 1.32–33.] El
celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
La ira de Jehová contra Israel
8El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en
Israel. 9Y la sabrá todo el pueblo, Efraín y los moradores de
Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen: 10Los
ladrillos cayeron, pero edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, pero
en su lugar pondremos cedros. 11Pero Jehová levantará los enemigos
de Rezín contra él, y juntará a sus enemigos; 12del oriente los
sirios, y los filisteos del poniente; y a boca llena devorarán a Israel. Ni con
todo eso ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
13Pero el pueblo no se convirtió al que lo
castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos. 14Y Jehová cortará
de Israel cabeza y cola, rama y caña en un mismo día. 15El anciano
y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola.
16Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores, y sus
gobernados se pierden. 17Por tanto, el Señor no tomará
contentamiento en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá
misericordia; porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos.
Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
18Porque la maldad se encendió como fuego, cardos
y espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados
como remolinos de humo. 19Por la ira de Jehová de los ejércitos se
oscureció la tierra, y será el pueblo como pasto del fuego; el hombre no tendrá
piedad de su hermano. 20Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá
hambre, y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada cual comerá la carne
de su brazo; 21Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés, y ambos
contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está
extendida.
10
1¡Ay de los que dictan leyes injustas, y
prescriben tiranía, 2para apartar del juicio a los pobres, y para
quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y
robar a los huérfanos! 3¿Y qué haréis en el día del castigo? ¿A
quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el asolamiento? ¿En
dónde dejaréis vuestra gloria? 4Sin mí se inclinarán entre los
presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino
que todavía su mano está extendida.
Asiria, instrumento de Dios
5Oh Asiria,a [a a 10.5–34: Is.
14.24–27; Nah. 1.1—3.19; Sof. 2.13–15.] vara y báculo de mi
furor, en su mano he puesto mi ira. 6Le mandaré contra una nación pérfida,
y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate
presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles. 7Aunque
él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que
su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas. 8Porque
él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes? 9¿No es Calno como
Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco? 10Como halló mi
mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén
y de Samaria; 11como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también
así a Jerusalén y a sus ídolos?
12Pero acontecerá que después que el Señor haya
acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de
la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus
ojos. 13Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi
sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios de los pueblos, y
saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados;
14y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se
recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo
quien moviese ala, ni abriese boca y graznase.
15¿Se gloriará el hacha contra el que con ella
corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? ¡Como si el báculo
levantase al que lo levanta; como si levantase la vara al que no es leño!
16Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos, enviará debilidad sobre
sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego.
17Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y
consuma en un día sus cardos y sus espinos. 18La gloria de su bosque
y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como
abanderado en derrota. 19Y los árboles que queden en su bosque serán
en número que un niño los pueda contar.
20Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan
quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se
apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el
Santo de Israel. 21El remanente volverá, el remanente de Jacob
volverá al Dios fuerte. 22Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como
las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada
rebosará justicia. 23Pues el Señor, Jehová de los ejércitos, hará
consumación ya determinada en medio de la tierra.b [b b 10.22–23:
Ro. 9.27–28.]
24Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos,
dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá,
y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto; 25mas de aquí a
muy poco tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos.
26Y levantará Jehová de los ejércitos azote contra él como la matanza
de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar como hizo por la
vía de Egipto. 27Acontecerá en aquel tiempo que su carga será
quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de
la unción.
28Vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas
contará su ejército. 29Pasaron el vado; se alojaron en Geba; Ramá
tembló; Gabaa de Saúl huyó. 30Grita en alta voz, hija de Galim;
haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot. 31Madmena se alborotó;
los moradores de Gebim huyen. 32Aún vendrá día cuando reposará en
Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al collado de Jerusalén.
33He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje con
violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán
humillados. 34Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano
caerá con estruendo.
Reinado justo del Mesías
11
1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástagoa
[a a 11.1: Mt. 2.23.] retoñará de sus raíces.b [b b 11.1:
Ap. 5.5; 22.16.] 2Y reposará sobre él el Espíritu de
Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de
poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3Y le hará
entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus
ojos, ni arg:uirá por lo que oigan sus oídos; 4sino que juzgará
con justicia a los pobres, y arg:uirá con equidad por los mansos de la tierra;
y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios
matará al impío.c [c c 11.4: 2 Ts. 2.8.] 5Y
será la justicia cinto de sus lomos,d [d d 11.5: Ef. 6.14.] y
la fidelidad ceñidor de su cintura.
6Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con
el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán
juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la osa pacerán, sus
crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8Y
el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado
extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni
dañarán en todo mi santo monte;e [e e 11.6–9: Is. 65.25.] porque
la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.f
[f f 11.9: Hab. 2.14.]
10Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí,g
[g g 11.10: Ro. 15.12.] la cual estará puesta por pendón a
los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.
11Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová
alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede
en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del
mar. 12Y levantará pendón a las naciones, y juntará los
desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines
de la tierra. 13Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos
de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá
afligirá a Efraín; 14sino que volarán sobre los hombros de los
filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les
servirán, y los hijos de Amón los obedecerán. 15Y secará Jehová
la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu
sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con
sandalias.h [h h 11.15: Ap. 16.12.] 16Y habrá
camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que
lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
Cántico de acción de gracias
12
1En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová;
pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has
consolado. 2He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no
temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová,a [a a 12.2:
Ex. 15.2; Sal. 118.14.] quien ha sido salvación para mí. 3Sacaréis
con gozo aguas de las fuentes de la salvación. 4Y diréis en aquel día:
Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras,
recordad que su nombre es engrandecido. 5Cantad salmos a Jehová,
porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. 6Regocíjate
y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de
Israel.
Profecía sobre Babilonia
13
1Profecía sobre Babilonia,a [a a 13
.1—14.23: Is. 47.1–15; Jer. 50.1—51.64.] revelada a Isaías
hijo de Amoz.
2Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la
voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes. 3Yo
mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que
se alegran con mi gloria.
4Estruendo de multitud en los montes, como de
mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los
ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla. 5Vienen de
lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su
ira, para destruir toda la tierra.
6Aullad, porque cerca está el día de Jehová;
vendrá como asolamiento del Todopoderoso.b [b b 13.6: Jl. 1.15.]
7Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo
corazón de hombre, 8y se llenarán de terror; angustias y dolores se
apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada
cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.
9He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de
indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella
a sus pecadores. 10Por lo cual las estrellas de los cielos y sus
luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará
su resplandor.c [c c 13.10: Mt. 24.29; Mr. 13.24–25; Lc. 21.25;
Ap. 6.12–13; 8.12.] 11Y castigaré al mundo por su
maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los
soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. 12Haré más
precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. 13Porque
haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación
de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. 14Y
como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su
pueblo, y cada uno huirá a su tierra. 15Cualquiera que sea hallado
será alanceado; y cualquiera que por ellos sea tomado, caerá a espada. 16Sus
niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y
violadas sus mujeres. 17He aquí que yo despierto contra ellos a los
medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. 18Con
arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni
su ojo perdonará a los hijos. 19Y Babilonia, hermosura de reinos y
ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que
trastornó Dios.d [d d 13.19: Gn. 19.24.] 20Nunca
más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni
levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada; 21sino
que dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de
hurones;e [e e 13.21: Ap. 18.2.] allí habitarán
avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. 22En sus palacios
aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está
su tiempo, y sus días no se alargarán.
Escarnio contra el rey de Babilonia
14
1Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía
escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán
extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob. 2Y los tomarán
los pueblos, y los traerán a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por
siervos y criadas en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los
cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron.
3Y en el día que Jehová te dé reposo de tu
trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir,
4pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo
paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro! 5Quebrantó
Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores; 6el que
hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de
las naciones con ira, y las perseguía con crueldad. 7Toda la tierra
está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas. 8Aun los cipreses se
regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú
pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. 9El Seol abajo se
espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo
levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de
las naciones. 10Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también
te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? 11Descendió
al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos
te cubrirán.
12¡Cómo caíste del cielo,a [a a 14.12:
Ap. 8.10.] oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú
que debilitabas a las naciones. 13Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi
trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14sobre
las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15Mas
tú derribado eres hasta el Seol,b [b b 14.13–15: Mt. 11.23;
Lc. 10.15.] a los lados del abismo. 16Se inclinarán hacia
ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía
temblar la tierra, que trastornaba los reinos; 17que puso el mundo
como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?
18Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en
su morada; 19pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago
abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo
de la sepultura; como cuerpo muerto hollado. 20No serás contado con
ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No
será nombrada para siempre la descendencia de los malignos. 21Preparad
sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni
posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del mundo.
22Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová
de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto,
dice Jehová. 23Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas
de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice Jehová de los ejércitos.
Asiria será destruida
24Jehová de los ejércitos juró diciendo:
Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo
he determinado; 25que quebrantaré al asirioc [c c 14.24–27:
Is. 10.5–34; Nah. 1.1—3.19; Sof. 2.13–15.] en mi tierra, y en
mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será
quitada de su hombro. 26Este es el consejo que está acordado sobre
toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones. 27Porque
Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano
extendida, ¿quién la hará retroceder?
Profecía sobre Filistea
28En el año que murió el rey Acazd [d d 14.28:
2 R. 16.20; 2 Cr. 28.27.] fue esta profecía: 29No te
alegres tú, Filisteae [e e 14.29–31: Jer. 47.1–7; Ez.
25.15–17; Jl. 3.4–8; Am. 1.6–8; Sof. 2.4–7; Zac. 9.5–7.] toda,
por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz de la culebra
saldrá áspid, y su fruto, serpiente voladora. 30Y los primogénitos
de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán confiados;
mas yo haré morir de hambre tu raíz, y destruiré lo que de ti quedare.
31Aúlla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea;
porque humo vendrá del norte, no quedará uno solo en sus asambleas. 32¿Y
qué se responderá a los mensajeros de las naciones? Que Jehová fundó a Sion,
y que a ella se acogerán los afligidos de su pueblo.
Profecía sobre Moab
15
1Profecía sobre Moab.a [a a 15
.1—16.14: Is. 25.10–12; Jer. 48.1–47; Ez. 25.8–11; Am. 2.1–3; Sof.
2.8–11.] Cierto, de noche fue destruida Ar de Moab, puesta en
silencio. Cierto, de noche fue destruida Kir de Moab, reducida a silencio.
2Subió a Bayit y a Dibón, lugares altos, a llorar; sobre Nebo y sobre
Medeba aullará Moab; toda cabeza de ella será rapada, y toda barba rasurada.
3Se ceñirán de cilicio en sus calles; en sus terrados y en sus plazas
aullarán todos, deshaciéndose en llanto. 4Hesbón y Eleale gritarán,
hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se
lamentará el alma de cada uno dentro de él. 5Mi corazón dará
gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años.
Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento
por el camino de Horonaim. 6Las aguas de Nimrim serán consumidas, y
se secará la hierba, se marchitarán los retoños, todo verdor perecerá.
7Por tanto, las riquezas que habrán adquirido, y las que habrán
reservado, las llevarán al torrente de los sauces. 8Porque el llanto
rodeó los límites de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta Beer-elim
su clamor. 9Y las aguas de Dimón se llenarán de sangre; porque yo
traeré sobre Dimón males mayores, leones a los que escaparen de Moab, y a los
sobrevivientes de la tierra.
16
1Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela
del desierto al monte de la hija de Sion. 2Y cual ave espantada que
huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón. 3Reúne
consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a
los desterrados, no entregues a los que andan errantes. 4Moren
contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del
devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el
pisoteador será consumido de sobre la tierra. 5Y se dispondrá el
trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de
David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.
6Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son
su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes.
7Por tanto, aullará Moab, todo él aullará; gemiréis en gran manera
abatidos, por las tortas de uvas de Kir-hareset.
8Porque los campos de Hesbón fueron talados, y
las vides de Sibma; señores de naciones pisotearon sus generosos sarmientos;
habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido por el desierto; se
extendieron sus plantas, pasaron el mar. 9Por lo cual lamentaré con
lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh Hesbón y
Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá el grito de guerra.
10Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no
cantarán, ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador; he
hecho cesar el grito del lagarero. 11Por tanto, mis entrañas vibrarán
como arpa por Moab, y mi corazón por Kir-hareset. 12Y cuando
apareciere Moab cansado sobre los lugares altos, cuando venga a su santuario a
orar, no le valdrá.
13Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre
Moab desde aquel tiempo; 14pero ahora Jehová ha hablado, diciendo:
Dentro de tres años, como los años de un jornalero, será abatida la gloria de
Moab, con toda su gran multitud; y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y
débiles.
Profecía sobre Damasco
17
1Profecía sobre Damasco.a [a a 17.1–3:
Jer. 49.23–27; Am. 1.3–5; Zac. 9.1.] He aquí que Damasco dejará
de ser ciudad, y será montón de ruinas. 2Las ciudades de Aroer están
desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los
espante. 3Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y
lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová
de los ejércitos.
Juicio sobre Israel
4En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará,
y se enflaquecerá la grosura de su carne. 5Y será como cuando el
segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; será también como el
que recoge espigas en el valle de Refaim. 6Y quedarán en él
rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la
rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice Jehová Dios de
Israel.
7En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y
sus ojos contemplarán al Santo de Israel. 8Y no mirará a los
altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los
símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol. 9En aquel día sus
ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las
ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá
desolación. 10Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te
acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas, y
plantarás sarmiento extraño. 11El día que las plantes, las harás
crecer, y harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será
arrebatada en el día de la angustia, y del dolor desesperado.
12¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán
ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como
bramido de muchas aguas. 13Los pueblos harán estrépito como de
ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán
ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo
delante del torbellino. 14Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación,
pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que
nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean.
Profecía sobre Etiopía
18
1¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas,
que está tras los ríos de Etiopía;a [a a 18.1–7: Sof. 2.12.]
2que envía mensajeros por el mar, y en naves de junco
sobre las aguas! Andad, mensajeros veloces, a la nación de elevada estatura y
tez brillante, al pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y
conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos. 3Vosotros, todos los
moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando se levante bandera en los
montes, mirad; y cuando se toque trompeta, escuchad.
4Porque Jehová me dijo así: Me estaré quieto, y
los miraré desde mi morada, como sol claro después de la lluvia, como nube de
rocío en el calor de la siega. 5Porque antes de la siega, cuando el
fruto sea perfecto, y pasada la flor se maduren los frutos, entonces podará con
podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas. 6Y serán
dejados todos para las aves de los montes y para las bestias de la tierra; sobre
ellos tendrán el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra.
7En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová
de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante, del pueblo
temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra
es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte
de Sion.
Profecía sobre Egipto
19
1Profecía sobre Egipto.a [a a 19.1–25:
Jer. 46.2–26; Ez. 29.1—32.32.] He aquí que Jehová monta sobre
una ligera nube, y entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán
delante de él, y desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos.
2Levantaré egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su
hermano, cada uno contra su prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra
reino. 3Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio de él, y
destruiré su consejo; y preguntarán a sus imágenes, a sus hechiceros, a sus
evocadores y a sus adivinos. 4Y entregaré a Egipto en manos de señor
duro, y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor, Jehová de los
ejércitos.
5Y las aguas del mar faltarán, y el río se
agotará y secará. 6Y se alejarán los ríos, se agotarán y secarán
las corrientes de los fosos; la caña y el carrizo serán cortados. 7La
pradera de junto al río, de junto a la ribera del río, y toda sementera del río,
se secarán, se perderán, y no serán más. 8Los pescadores también
se entristecerán; harán duelo todos los que echan anzuelo en el río, y
desfallecerán los que extienden red sobre las aguas. 9Los que labran
lino fino y los que tejen redes serán confundidos, 10porque todas
sus redes serán rotas; y se entristecerán todos los que hacen viveros para
peces.
11Ciertamente son necios los príncipes de Zoán;
el consejo de los prudentes consejeros de Faraón se ha desvanecido. ¿Cómo diréis
a Faraón: Yo soy hijo de los sabios, e hijo de los reyes antiguos? 12¿Dónde
están ahora aquellos tus sabios? Que te digan ahora, o te hagan saber qué es
lo que Jehová de los ejércitos ha determinado sobre Egipto. 13Se
han desvanecido los príncipes de Zoán, se han engañado los príncipes de
Menfis; engañaron a Egipto los que son la piedra angular de sus familias.
14Jehová mezcló espíritu de vértigo en medio de él; e hicieron errar
a Egipto en toda su obra, como tambalea el ebrio en su vómito. 15Y
no aprovechará a Egipto cosa que haga la cabeza o la cola, la rama o el junco.
16En aquel día los egipcios serán como mujeres;
porque se asombrarán y temerán en la presencia de la mano alta de Jehová de
los ejércitos, que él levantará contra ellos. 17Y la tierra de Judá
será de espanto a Egipto; todo hombre que de ella se acordare temerá por causa
del consejo que Jehová de los ejércitos acordó sobre aquél.
18En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra
de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos;
una será llamada la ciudad
de Herez.
19En aquel tiempo habrá altar para Jehová en
medio de la tierra de Egipto, y monumento a Jehová junto a su frontera. 20Y
será por señal y por testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de
Egipto; porque clamarán a Jehová a causa de sus opresores, y él les enviará
salvador y príncipe que los libre. 21Y Jehová será conocido de
Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio
y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán. 22Y herirá
Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será
clemente y los sanará.
23En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a
Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios
servirán con los asirios a Jehová.
24En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto
y con Asiria para bendición en medio de la tierra; 25porque Jehová
de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el
asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.
Predicción de la conquista de Egipto y de Etiopía por
Asiria
20
1En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando lo
envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó; 2en
aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve y
quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo
así, andando desnudo y descalzo. 3Y dijo Jehová: De la manera que
anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico
sobre Egipto y sobre Etiopía, 4así llevará el rey de Asiria a los
cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos,
desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para verg:uenza de Egipto.
5Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su
gloria. 6Y dirá en aquel día el morador de esta costa: Mirad qué
tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de
la presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?
Profecía sobre el desierto del mar
21
1Profecía sobre el desierto del mar. Como
torbellino del Neguev, así viene del desierto, de la tierra horrenda. 2Visión
dura me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye.
Sube, oh Elam; sitia, oh Media. Todo su gemido hice cesar. 3Por
tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como
angustias de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado. 4Se
pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió
en espanto. 5Ponen la mesa, extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos,
oh príncipes, ungid el escudo! 6Porque el Señor me dijo así: Ve,
pon centinela que haga saber lo que vea. 7Y vio hombres montados,
jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos; y miró más
atentamente, 8y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy
yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda; 9y he
aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo:
Cayó, cayó Babilonia;a [a a 21.9: Ap. 14.8; 18.2.] y
todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra. 10Oh pueblo mío,
trillado y aventado, os he dicho lo que oí de Jehová de los ejércitos, Dios
de Israel.
Profecía sobre Duma
11Profecía sobre Duma. Me dan voces de Seir:
Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la noche? 12El guarda
respondió: La mañana viene, y después la noche; preguntad si queréis,
preguntad; volved, venid.
Profecía sobre Arabia
13Profecía sobre Arabia. En el bosque pasaréis
la noche en Arabia, oh caminantes de Dedán. 14Salid a encontrar al
sediento; llevadle agua, moradores de tierra de Tema, socorred con pan al que
huye. 15Porque ante la espada huye, ante la espada desnuda, ante el
arco entesado, ante el peso de la batalla.
16Porque así me ha dicho Jehová: De aquí a un año,
semejante a años de jornalero, toda la gloria de Cedar será deshecha; 17y
los sobrevivientes del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán
reducidos; porque Jehová Dios de Israel lo ha dicho.
Profecía sobre el valle de la visión
22
1Profecía sobre el valle de la visión. ¿Qué
tienes ahora, que con todos los tuyos has subido sobre los terrados? 2Tú,
llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos
a espada, ni muertos en guerra. 3Todos tus príncipes juntos huyeron
del arco, fueron atados; todos los que en ti se hallaron, fueron atados
juntamente, aunque habían huido lejos. 4Por esto dije: Dejadme,
lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la
hija de mi pueblo.
5Porque día es de alboroto, de angustia y de
confusión, de parte del Señor, Jehová de los ejércitos, en el valle de la
visión, para derribar el muro, y clamar al monte. 6Y Elam tomó
aljaba, con carros y con jinetes, y Kir sacó el escudo. 7Tus
hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo acamparon a la
puerta. 8Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste en aquel día
hacia la casa de armas del bosque. 9Visteis las brechas de la ciudad
de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas del estanque de abajo.
10Y contasteis las casas de Jerusalén, y derribasteis casas para
fortificar el muro. 11Hicisteis foso entre los dos muros para las
aguas del estanque viejo; y no tuvisteis respeto al que lo hizo, ni mirasteis de
lejos al que lo labró.
12Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos,
llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestir
cilicio; 13y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando
ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana
moriremos.a [a a 22.13: 1 Co. 15.32.] 14Esto
fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado
no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Sebna será sustituido por Eliaquim
15Jehová de los ejércitos dice así: Ve, entra a
este tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile: 16¿Qué tienes tú aquí,
o a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en
lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña?
17He aquí que Jehová te transportará en duro cautiverio, y de cierto te
cubrirá el rostro. 18Te echará a rodar con ímpetu, como a bola por
tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh
verg:uenza de la casa de tu señor. 19Y te arrojaré de tu lugar, y
de tu puesto te empujaré. 20En aquel día llamaré a mi siervo
Eliaquim hijo de Hilcías, 21y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré
de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador
de Jerusalén, y a la casa de Judá. 22Y pondré la llave de la casa
de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.b
[b b 22.22: Ap. 3.7.] 23Y lo hincaré como clavo en
lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre. 24Colgarán
de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los
vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros. 25En aquel
día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será
quitado; será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a
perder; porque Jehová habló.
Profecía sobre Tiro
23
1Profecía sobre Tiro.a [a a 23.1–18:
Ez. 26.1—28.19; Jl. 3.4–8; Am. 1.9–10; Zac. 9.1–4; Mt. 11.21–22; Lc.
10.13–14.] Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta
no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado.
2Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar
te abastecían. 3Su provisión procedía de las sementeras que crecen
con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las
naciones. 4Averg:uénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del
mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni
levanté vírgenes. 5Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán
dolor de las nuevas de Tiro. 6Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de
la costa. 7¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de
antig:uedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. 8¿Quién decretó
esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes,
cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? 9Jehová de los ejércitos
lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos
los ilustres de la tierra. 10Pasa cual río de tu tierra, oh hija de
Tarsis, porque no tendrás ya más poder. 11Extendió su mano sobre
el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus
fortalezas sean destruidas. 12Y dijo: No te alegrarás más, oh
oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no
tendrás reposo. 13Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no
existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus
fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. 14Aullad,
naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. 15Acontecerá
en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de
un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.
16Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía,
reitera la canción, para que seas recordada. 17Y acontecerá que al
fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y
otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra.
18Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se
guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que
estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente.
El juicio de Jehová sobre la tierra
24
1He aquí que Jehová vacía la tierra y la
desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 2Y
sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su
amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que
presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe.
3La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque
Jehová ha pronunciado esta palabra.
4Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el
mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. 5Y la tierra se
contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el
derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 6Por esta causa la maldición
consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron
consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. 7Se
perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
8Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se
alegran, cesó la alegría del arpa. 9No beberán vino con cantar; la
sidra les será amarga a los que la bebieren. 10Quebrantada está la
ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11Hay
clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró
la alegría de la tierra. 12La ciudad quedó desolada, y con ruina
fue derribada la puerta. 13Porque así será en medio de la tierra,
en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la
vendimia.
14Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la
grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. 15Glorificad por esto
a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de
Israel. 16De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al
justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han
prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales.
17Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la
tierra. 18Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá
en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque
de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra.
19Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la
tierra, en gran manera será la tierra conmovida. 20Temblará la
tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella
su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.
21Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará
al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la
tierra. 22Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en
mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de
muchos días. 23La luna se avergonzará, y el sol se confundirá,
cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y
delante de sus ancianos sea glorioso.
Cántico de alabanza por el favor de Jehová
25
1Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré
tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y
firmeza. 2Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad
fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni
nunca jamás sea reedificado. 3Por esto te dará gloria el pueblo
fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. 4Porque fuiste
fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el
turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como
turbión contra el muro. 5Como el calor en lugar seco, así humillarás
el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el
renuevo de los robustos.
6Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a
todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados,
de gruesos tuétanos y de vinos purificados. 7Y destruirá en este
monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que
envuelve a todas las naciones. 8Destruirá a la muerte para siempre;a
[a a 25.8: 1 Co. 15.54.] y enjugará Jehová el Señor toda lágrima
de todos los rostros;b [b b 25.8: Ap. 7.17; 21.4.] y
quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.
9Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es
nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos
esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.
10Porque la mano de Jehová reposará en este
monte; pero Moabc [c c 25.10–12: Is. 15.1—16.14; Jer.
48.1–47; Ez. 25.8–11; Am. 2.1–3; Sof. 2.8–11.] será hollado
en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. 11Y
extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar;
y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos. 12Y abatirá la
fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el
polvo.
Cántico de confianza en la protección de Jehová
26
1En aquel día cantarán este cántico en tierra
de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.
2Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.
3Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado. 4Confiad en Jehová perpetuamente, porque
en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. 5Porque derribó
a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló
hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. 6La hollará pie, los
pies del afligido, los pasos de los menesterosos.
7El camino del justo es rectitud; tú, que eres
recto, pesas el camino del justo. 8También en el camino de tus
juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de
nuestra alma. 9Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que
me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay
juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. 10Se
mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará
iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. 11Jehová, tu mano
está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que
envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.a [a a 26.11:
He. 10.27.] 12Jehová, tú nos darás paz, porque también
hiciste en nosotros todas nuestras obras. 13Jehová Dios nuestro,
otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente
nos acordaremos de tu nombre. 14Muertos son, no vivirán; han
fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste
todo su recuerdo. 15Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el
pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra.
16Jehová, en la tribulación te buscaron;
derramaron oración cuando los castigaste. 17Como la mujer encinta
cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos
sido delante de ti, oh Jehová. 18Concebimos, tuvimos dolores de
parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron
los moradores del mundo. 19Tus muertos vivirán; sus cadáveres
resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es
cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.
20Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos,
cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que
pasa la indignación. 21Porque he aquí que Jehová sale de su lugar
para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra
descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus
muertos.
Liberación y regreso de Israel
27
1En aquel día Jehová castigará con su espada
dura, grande y fuerte al leviatána [a a 27.1: Job 41.1; Sal.
74.14; 104.26.] serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y
matará al dragón que está en el mar.
2En aquel día cantad acerca de la viña del vino
rojo. 3Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de
noche y de día, para que nadie la dañe. 4No hay enojo en mí. ¿Quién
pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a
una. 5¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga
paz conmigo.
6Días vendrán cuando Jacob echará raíces,
florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto.
7¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido muerto como los
que lo mataron? 8Con medida lo castigarás en sus vástagos. El los
remueve con su recio viento en el día del aire solano. 9De esta
manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto,
la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras
de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes
del sol. 10Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad
habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro,
allí tendrá su majada, y acabará sus ramas. 11Cuando sus ramas se
sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es
pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia,
ni se compadecerá de él el que lo formó.
12Acontecerá en aquel día, que trillará Jehová
desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel,
seréis reunidos uno a uno. 13Acontecerá también en aquel día, que
se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la
tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto,
y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.
Condenación de Efraín
28
1¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de
Efraín, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la
cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino! 2He aquí, Jehová
tiene uno que es fuerte y poderoso; como turbión de granizo y como torbellino
trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba a
tierra. 3Con los pies será pisoteada la corona de soberbia de los
ebrios de Efraín. 4Y será la flor caduca de la hermosura de su
gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la
primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga tan luego
como la tiene a mano.
5En aquel día Jehová de los ejércitos será por
corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; 6y
por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fuerzas a los que
rechacen la batalla en la puerta.
7Pero también éstos erraron con el vino, y con
sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron
trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión,
tropezaron en el juicio. 8Porque toda mesa está llena de vómito y
suciedad, hasta no haber lugar limpio. 9¿A quién se enseñará
ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los
arrancados de los pechos? 10Porque mandamiento tras mandamiento,
mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito
allí, otro poquito allá; 11porque en lengua de tartamudos, y en
extraña lengua hablará a este pueblo, 12a los cuales él dijo: Este
es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír.a
[a a 28.11–12: 1 Co. 14.21.] 13La palabra, pues,
de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón
tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta
que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.
Amonestación a Jerusalén
14Por tanto, varones burladores que gobernáis a
este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. 15Por
cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con
el Seol; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos
puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos; 16por
tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por
fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable;
el que creyere, no se apresure.b [b b 28.16: Ro. 9.33; 10.11; 1
P. 2.6.] 17Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la
justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el
escondrijo. 18Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro
convenio con el Seol no será firme; cuando pase el turbión del azote, seréis
de él pisoteados. 19Luego que comience a pasar, él os arrebatará;
porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y será ciertamente
espanto el entender lo oído. 20La cama será corta para poder
estirarse, y la manta estrecha para poder envolverse. 21Porque Jehová
se levantará como en el monte Perazim,c [c c 28.21: 2 S. 5.20; 1
Cr. 14.11.] como en el valle de Gabaónd [d d 28.21:
Jos. 10.10–12.] se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y
para hacer su operación, su extraña operación. 22Ahora, pues, no
os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque destrucción
ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos.
23Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi
dicho. 24El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y
quebrará los terrones de la tierra? 25Cuando ha igualado su
superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras,
y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado? 26Porque
su Dios le instruye, y le enseña lo recto; 27que el eneldo no se
trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un
palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara. 28El grano se
trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su
carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo. 29También
esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y
engrandecer la sabiduría.
Ariel y sus enemigos
29
1¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó
David! Añadid un año a otro, las fiestas sigan su curso. 2Mas yo
pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como
Ariel. 3Porque acamparé contra ti alrededor, y te sitiaré con
campamentos, y levantaré contra ti baluartes. 4Entonces serás
humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu
voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo.
5Y la muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la multitud
de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento. 6Por
Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran
ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor. 7Y
será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que
pelean contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los
que la ponen en apretura. 8Y les sucederá como el que tiene hambre y
sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío;
o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta,
se halla cansado y sediento; así será la multitud de todas las naciones que
pelearán contra el monte de Sion.
Ceguera e hipocresía de Israel
9Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos;
embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra. 10Porque Jehová
derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojosa [a a 29.10:
Ro. 11.8.] de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de
vuestros videntes. 11Y os será toda visión como palabras de libro
sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él
dirá: No puedo, porque está sellado. 12Y si se diere el libro al
que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer.
13Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se
acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está
lejos de mí,b [b b 29.13: Mt. 15.8–9; Mr. 7.6–7.] y
su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;
14por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este
pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus
sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.c [c c 29.14:
1 Co. 1.19.]
15¡Ay de los que se esconden de Jehová,
encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos
ve, y quién nos conoce?! 16Vuestra perversidad ciertamente será
reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me
hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?
Redención de Israel
17¿No se convertirá de aquí a muy poco tiempo
el Líbano en campo fructífero, y el campo fértil será estimado por bosque?
18En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de
los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. 19Entonces
los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los
hombres se gozarán en el Santo de Israel. 20Porque el violento será
acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos los que se
desvelan para hacer iniquidad, 21los que hacen pecar al hombre en
palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la
causa del justo con vanidad.
22Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice
así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá
pálido; 23porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de
ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán
al Dios de Israel. 24Y los extraviados de espíritu aprenderán
inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.
La futilidad de confiar en Egipto
30
1¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová,
para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu,
añadiendo pecado a pecado! 2Que se apartan para descender a Egipto,
y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y
poner su esperanza en la sombra de Egipto. 3Pero la fuerza de Faraón
se os cambiará en verg:uenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.
4Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes,
5todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre,
ni les trae provecho; antes les será para verg:uenza y aun para oprobio.
6Profecía sobre las bestias del Neguev: Por
tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora
y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus
tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho.
7Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di
voces, que su fortaleza sería estarse quietos.
8Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una
tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día
postrero, eternamente y para siempre. 9Porque este pueblo es rebelde,
hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; 10que
dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto,
decidnos cosas halag:ueñas, profetizad mentiras; 11dejad el camino,
apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel. 12Por
tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y
confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; 13por
tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una
pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente. 14Y se
quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen
pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del
hogar, o para sacar agua del pozo.
15Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de
Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será
vuestra fortaleza. Y no quisisteis, 16sino que dijisteis: No, antes
huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces
cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores. 17Un
millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros
todos, hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera
sobre una colina.
Promesa de la gracia de Dios a Israel
18Por tanto, Jehová esperará para tener piedad
de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia;
porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.
19Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás;
el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te
responderá.
20Bien que os dará el Señor pan de congoja y
agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que
tus ojos verán a tus maestros. 21Entonces tus oídos oirán a tus
espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la
mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. 22Entonces
profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes
fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás.
23Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera,
cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante
y ping:ue; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas.
24Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra comerán grano limpio,
aventado con pala y criba. 25Y sobre todo monte alto, y sobre todo
collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza,
cuando caerán las torres. 26Y la luz de la luna será como la luz
del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día
que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó.
El juicio de Jehová sobre Asiria
27He aquí que el nombre de Jehová viene de
lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos
de ira, y su lengua como fuego que consume. 28Su aliento, cual
torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con
criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles
errar.
29Vosotros tendréis cántico como de noche en que
se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir
al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. 30Y Jehová hará oír su
potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de
fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo. 31Porque
Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. 32Y
cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con
panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos. 33Porque
Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho,
cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de
azufre, lo enciende.
Los egipcios son hombres y no dioses
31
1¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y
confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en
jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!
2Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus
palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el
auxilio de los que hacen iniquidad. 3Y los egipcios hombres son, y no
Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su
mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a
una.
4Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como
el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de
pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el
tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el
monte de Sion, y sobre su collado. 5Como las aves que vuelan, así
amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando,
preservando y salvando.
6Volved a aquel contra quien se rebelaron
profundamente los hijos de Israel. 7Porque en aquel día arrojará el
hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho
vuestras manos pecadoras. 8Entonces caerá Asiria por espada no de
varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la
espada, y sus jóvenes serán tributarios. 9Y de miedo pasará su
fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová,
cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén.
El Rey justo
32
1He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes
presidirán en juicio. 2Y será aquel varón como escondedero contra
el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de
sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. 3No se
ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán
atentos. 4Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la
lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente. 5El ruin
nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.
6Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad,
para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el
alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento. 7Las armas del
tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con
palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre. 8Pero
el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado.
Advertencia a las mujeres de Jerusalén
9Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas
confiadas, escuchad mi razón. 10De aquí a algo más de un año
tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no
vendrá. 11Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos,
desnudaos, ceñid los lomos con cilicio. 12Golpeándose el pecho
lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil. 13Sobre la
tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en
que hay alegría en la ciudad de alegría. 14Porque los palacios
quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas
se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados
hagan majada; 15hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu
de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea
estimado por bosque. 16Y habitará el juicio en el desierto, y en el
campo fértil morará la justicia. 17Y el efecto de la justicia será
paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. 18Y
mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de
reposo. 19Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad
será del todo abatida. 20Dichosos vosotros los que sembráis junto a
todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno.
Jehová traerá salvación
33
1¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado;
que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de
saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará
contra ti.
2Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti
hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación
en tiempo de la tribulación. 3Los pueblos huyeron a la voz del
estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú. 4Sus
despojos serán recogidos como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como
de una a otra parte corren las langostas. 5Será exaltado Jehová, el
cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia. 6Y
reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación;
el temor de Jehová será su tesoro.
7He aquí que sus embajadores darán voces afuera;
los mensajeros de paz llorarán amargamente. 8Las calzadas están
deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades,
tuvo en nada a los hombres. 9Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano
se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como
desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.
10Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré
exaltado, ahora seré engrandecido. 11Concebisteis hojarascas,
rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá. 12Y
los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con
fuego. 13Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los
que estáis cerca, conoced mi poder. 14Los pecadores se asombraron en
Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el
fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? 15El
que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de
violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos
para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa
mala; 16éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su
lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.
17Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán
la tierra que está lejos. 18Tu corazón imaginará el espanto, y dirá:
¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador del tributo? ¿qué del que pone en
lista las casas más insignes? 19No verás a aquel pueblo orgulloso,
pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas.
20Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a
Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán
arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. 21Porque
ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de
arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará
gran nave. 22Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro
legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. 23Tus
cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá
entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín. 24No
dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada
la iniquidad.
La ira de Jehová contra las naciones
34
1Acercaos, naciones, juntaos para oír; y
vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y
todo lo que produce. 2Porque Jehová está airado contra todas las
naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las
entregará al matadero. 3Y los muertos de ellas serán arrojados, y
de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre
de ellos. 4Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se
enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la
hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.a [a a 34.4: Ap.
6.13–14.]
5Porque en los cielos se embriagará mi espada; he
aquí que descenderá sobre Edomb [b b 34.5–17: Is. 63.1–6;
Jer. 49.7–22; Ez. 25.12–14; 35.1–15; Am. 1.11–12; Abd. 1–14; Mal.
1.2–5.] en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema. 6Llena
está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de
corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová
tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom. 7Y
con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de
sangre, y su polvo se engrasará de grosura.
8Porque es día de venganza de Jehová, año de
retribuciones en el pleito de Sion. 9Y sus arroyos se convertirán en
brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente. 10No se
apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo;c [c c 34.10:
Ap. 14.11; 19.3.] de generación en generación será asolada, nunca
jamás pasará nadie por ella. 11Se adueñarán de ella el pelícano
y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella
cordel de destrucción, y niveles de asolamiento. 12Llamarán a sus
príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada.
13En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y
cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales, y patio para los pollos
de los avestruces. 14Las fieras del desierto se encontrarán con las
hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá
allí morada, y hallará para sí reposo.
15Allí anidará el búho, pondrá sus huevos, y
sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí
buitres, cada uno con su compañera. 16Inquirid en el libro de Jehová,
y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su
boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu. 17Y él les echó
suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por
heredad; de generación en generación morarán allí.
Futuro glorioso de Sion
35
1Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo
se gozará y florecerá como la rosa. 2Florecerá profusamente, y
también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será
dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová,
la hermosura del Dios nuestro. 3Fortaleced las manos cansadas,
afirmad las rodillas endebles.a [a a 35.3: He. 12.12.] 4Decid
a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios
viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
5Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos,
y los oídos de los sordos se abrirán. 6Entonces el cojo saltará
como un ciervo, y cantará la lengua del mudo;b [b b 35.5–6:
Mt. 11.5; Lc. 7.22.] porque aguas serán cavadas en el desierto, y
torrentes en la soledad. 7El lugar seco se convertirá en estanque, y
el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será
lugar de cañas y juncos.
8Y habrá allí calzada y camino, y será llamado
Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con
ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
9No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará,
para que caminen los redimidos. 10Y los redimidos de Jehová volverán,
y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán
gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
La invasión de Senaquerib
(2 R. 18.13–37; 2 Cr. 32.1–19)
36
1Aconteció en el año catorce del rey Ezequías,
que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de
Judá, y las tomó. 2Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un
gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó
junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del
Lavador. 3Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y
Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, 4a los cuales dijo el
Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué
confianza es esta en que te apoyas? 5Yo digo que el consejo y poderío
para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien,
¿en quién confías para que te rebeles contra mí? 6He aquí que
confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se
apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de
Egipto para con todos los que en él confían. 7Y si me decís: En
Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos
altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este
altar adoraréis? 8Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de
Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que
cabalguen sobre ellos. 9¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán,
al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus
carros y su gente de a caballo? 10¿Acaso vine yo ahora a esta tierra
para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
11Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al
Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo
entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo
que está sobre el muro. 12Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi
señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que
están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con
vosotros?
13Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a
gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de
Asiria. 14El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os
podrá librar. 15Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo:
Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del
rey de Asiria. 16No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey
de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada
uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, 17hasta que
yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino,
tierra de pan y de viñas. 18Mirad que no os engañe Ezequías
diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada
uno su tierra de la mano del rey de Asiria? 19¿Dónde está el dios
de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria
de mi mano? 20¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que
haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
21Pero ellos callaron, y no le respondieron
palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
22Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa
hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le
contaron las palabras del Rabsaces.
Judá es librado de Senaquerib
(2 R. 19.1–37; 2 Cr. 32.20–23)
37
1Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó
esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.
2Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los
sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz. 3Los
cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y
de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer,
y la que da a luz no tiene fuerzas. 4Quizá oirá Jehová tu Dios las
palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar
al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva,
pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.
5Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías.
6Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová:
No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los
siervos del rey de Asiria. 7He aquí que yo pondré en él un espíritu,
y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a
espada.
8Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de
Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado
de Laquis. 9Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que
ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías,
diciendo: 10Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu
Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del
rey de Asiria. 11He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes
de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú? 12¿Acaso
libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán,
Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? 13¿Dónde
está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de
Hena y de Iva?
14Y tomó Ezequías las cartas de mano de los
embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante
de Jehová. 15Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: 16Jehová
de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines,a [a a
37.16: Ex. 25.22.] sólo tú eres Dios de todos los reinos de
la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. 17Inclina, oh Jehová,
tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de
Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. 18Ciertamente,
oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,
19y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino
obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron. 20Ahora
pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de
la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.
21Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a
Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste
sobre Senaquerib rey de Asiria, 22estas son las palabras que Jehová
habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás
de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
23¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste?
¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo
de Israel. 24Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y
dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a
las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos;
llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos.
25Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos
los ríos de Egipto.
26¿No has oído decir que desde tiempos antiguos
yo lo hice, que desde los días de la antig:uedad lo tengo ideado? Y ahora lo he
hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de
escombros. 27Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados
y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los
terrados, que antes de sazón se seca.
28He conocido tu condición, tu salida y tu
entrada, y tu furor contra mí. 29Porque contra mí te airaste, y tu
arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi
freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.
30Y esto te será por señal: Comeréis este año
lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero
sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto. 31Y
lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a
echar raíz abajo, y dará fruto arriba. 32Porque de Jerusalén saldrá
un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los
ejércitos hará esto.
33Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de
Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá
delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. 34Por
el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
35Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo,
y por amor de David mi siervo.
36Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento
ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por
la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. 37Entonces
Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive. 38Y
aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos
Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó
en su lugar Esar-hadón su hijo.
Enfermedad de Ezequías
(2 R. 20.1–11; 2 Cr. 32.24–26)
38
1En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y
vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena
tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces volvió Ezequías
su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, 3y dijo: Oh Jehová,
te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro
corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró
Ezequías con gran lloro. 4Entonces vino palabra de Jehová a Isaías,
diciendo: 5Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice
así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus
días quince años. 6Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del
rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
7Y esto te será señal de parte de Jehová, que
Jehová hará esto que ha dicho: 8He aquí yo haré volver la sombra
por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados
atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya
descendido.
9Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando
enfermó y sanó de su enfermedad: 10Yo dije: A la mitad de mis días
iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años. 11Dije:
No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con
los moradores del mundo. 12Mi morada ha sido movida y traspasada de mí,
como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la
enfermedad; me consumirás entre el día y la noche. 13Contaba yo
hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la
noche me acabarás.
14Como la grulla y como la golondrina me quejaba;
gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco;
fortaléceme. 15¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha
hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi
alma.
16Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán,
y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y
harás que viva. 17He aquí, amargura
grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi
vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis
pecados. 18Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte;
ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. 19El que
vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria
tu verdad a los hijos. 20Jehová me salvará; por tanto cantaremos
nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.
21Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla
en la llaga, y sanará. 22Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal
tendré de que subiré a la casa de Jehová?
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 R. 20.12–19; 2 Cr. 32.27–31)
39
1En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán,
rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había
estado enfermo, y que había convalecido. 2Y se regocijó con ellos
Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ung:uentos
preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no
hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase.
3Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué
dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De
tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. 4Dijo entonces: ¿Qué
han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y
ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
5Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de
Jehová de los ejércitos: 6He aquí vienen días en que será
llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han
atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7De tus
hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos
en el palacio del rey de Babilonia.a [a a 39.7: Dn. 1.1–7; 2 R.
24.10–16; 2 Cr. 36.10.] 8Y dijo Ezequías a Isaías: La
palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y
seguridad en mis días.
Jehová consuela a Sion
40
1Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro
Dios. 2Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su
tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la
mano de Jehová por todos sus pecados.
3Voz que clama en el desierto: Preparad camino a
Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.a [a a 40.3:
Mt. 3.3; Mr. 1.3; Jn. 1.23.] 4Todo valle sea alzado, y bájese
todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5Y
se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque
la boca de Jehová ha hablado.b [b b 40.3–5: Lc. 3.4–6.]
6Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué
tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor
del campo. 7La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el
viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. 8Sécase
la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre.c [c c 40.6–8: Stg. 1.10–11; 1 P. 1.24–25.]
9Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion;
levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di
a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! 10He aquí que
Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su
recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.d [d d 40.10:
Is. 62.11; Ap. 22.12.] 11Como pastor apacentará su rebaño;
en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará
suavemente a las recién paridas.
El incomparable Dios de Israel
12¿Quién midió las aguas con el hueco de su
mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y
pesó los montes con balanza y con pesas los collados? 13¿Quién
enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole?e [e e 40.13:
Ro. 11.34; 1 Co. 2.16.] 14¿A quién pidió consejo para
ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o
le mostró la senda de la prudencia? 15He aquí que las naciones le
son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas
le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. 16Ni
el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.
17Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación
serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.
18¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué
imagen le compondréis? 19El artífice prepara la imagen de talla, el
platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. 20El pobre
escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio,
que le haga una imagen de talla que no se mueva.
21¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo
han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra
se fundó? 22El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos
moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los
despliega como una tienda para morar. 23El convierte en nada a los
poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24Como
si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si
nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en
ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. 25¿A qué,
pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. 26Levantad
en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército;
a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su
fuerza, y el poder de su dominio.
27¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú,
Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?
28¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó
los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance. 29El da esfuerzo al cansado, y
multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31pero los que
esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Seguridad de Dios para Israel
41
1Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos;
acérquense, y entonces hablen; estemos juntamente a juicio. 2¿Quién
despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante
de él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como
polvo, como hojarasca que su arco arrebata? 3Los siguió, pasó en
paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. 4¿Quién
hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo
Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros. 5Las costas
vieron, y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se
congregaron, y vinieron. 6Cada cual ayudó a su vecino, y a su
hermano dijo: Esfuérzate. 7El carpintero animó al platero, y el que
alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la
soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no se moviese.
8Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a
quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.a [a a 41.8: 2
Cr. 20.7; Stg. 2.23.] 9Porque te tomé de los confines de
la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te
escogí, y no te deseché. 10No temas, porque yo estoy contigo; no
desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia. 11He aquí que todos los
que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y
perecerán los que contienden contigo. 12Buscarás a los que tienen
contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es,
aquellos que te hacen la guerra. 13Porque yo Jehová soy tu Dios,
quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
14No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos
de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.
15He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes;
trillarás montes y los molerás, y collados reducirás a tamo. 16Los
aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú
te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.
17Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y
no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de
Israel no los desampararé. 18En las alturas abriré ríos, y fuentes
en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales
de aguas en la tierra seca. 19Daré en el desierto cedros, acacias,
arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente,
20para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de
Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.
Dios reta a los falsos dioses
21Alegad por vuestra causa, dice Jehová;
presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob. 22Traigan, anúnciennos
lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos
nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender
lo que ha de venir. 23Dadnos nuevas de lo que ha de ser después,
para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para
que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. 24He aquí
que vosotros sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el que os
escogió.
25Del norte levanté a uno, y vendrá; del
nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes como lodo, y
como pisa el barro el alfarero. 26¿Quién lo anunció desde el
principio, para que sepamos; o de tiempo atrás, y diremos: Es justo? Cierto, no
hay quien anuncie; sí, no hay quien enseñe; ciertamente no hay quien oiga
vuestras palabras. 27Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a
Sion, y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas. 28Miré, y
no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les
pregunté, y no respondieron palabra. 29He aquí, todos son vanidad,
y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus imágenes fundidas.
El Siervo de Jehová
42
1He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi
escogido, en quien mi alma tiene contentamiento;a [a a 42.1: Mt.
3.17; 17.5; Mr. 1.11; Lc. 3.22; 9.35.] he puesto sobre él mi Espíritu;
él traerá justicia a las naciones. 2No gritará, ni alzará su voz,
ni la hará oír en las calles. 3No quebrará la caña cascada, ni
apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. 4No
se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las
costas esperarán su ley.b [b b 42.1–4: Mt. 12.18–21.]
5Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y
el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da
aliento al pueblo que mora sobre ella,c [c c 42.5: Hch.
17.24–25.] y espíritu a los que por ella andan: 6Yo
Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y
te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,d [d d 42.6:
Is. 49.6; Lc. 2.32; Hch. 13.47; 26.23.] 7para que abras los
ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de
prisión a los que moran en tinieblas. 8Yo Jehová; este es mi
nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. 9He
aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que
salgan a luz, yo os las haré notorias.
Alabanza por la liberación poderosa de Jehová
10Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza
desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las
costas y los moradores de ellas. 11Alcen la voz el desierto y sus
ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde
la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12Den gloria a Jehová,
y anuncien sus loores en las costas. 13Jehová saldrá como gigante,
y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará
sobre sus enemigos.
14Desde el siglo he callado, he guardado silencio,
y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré
juntamente. 15Convertiré en soledad montes y collados, haré secar
toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 16Y
guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que
no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo
escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17Serán
vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a
las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.
Israel no aprende de la disciplina
18Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para
ver. 19¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi
mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo
de Jehová, 20que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos
y no oye? 21Jehová se complació por amor de su justicia en
magnificar la ley y engrandecerla. 22Mas este es pueblo saqueado y
pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son
puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga:
Restituid. 23¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y
escuchará respecto al porvenir? 24¿Quién dio a Jacob en botín, y
entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No
quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. 25Por tanto, derramó
sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas
partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.
Jehová es el único Redentor
43
1Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob,
y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío
eres tú. 2Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por
los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la
llama arderá en ti. 3Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de
Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba
por ti. 4Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y
yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. 5No
temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del
occidente te recogeré. 6Diré al norte: Da acá; y al sur: No
detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
7todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé
y los hice.
8Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los
sordos que tienen oídos. 9Congréguense a una todas las naciones, y
júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y
que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense;
oigan, y digan: Verdad es. 10Vosotros sois mis testigos, dice Jehová,
y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que
yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.
11Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. 12Yo
anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros,
pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. 13Aun antes
que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién
lo estorbará?
14Así dice Jehová, Redentor vuestro, el Santo de
Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender como fugitivos a todos
ellos, aun a los caldeos en las naves de que se gloriaban. 15Yo Jehová,
Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey. 16Así dice Jehová,
el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas; 17el
que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no
levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados. 18No os acordéis
de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19He
aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra
vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. 20Las
fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque
daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi
escogido. 21Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.
22Y no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí
te cansaste, oh Israel. 23No me trajiste a mí los animales de tus
holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con
ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. 24No compraste para mí caña
aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino
pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades.
25Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor
de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. 26Hazme recordar,
entremos en juicio juntamente; habla tú para justificarte. 27Tu
primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí. 28Por
tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y
por oprobio a Israel.
Jehová es el único Dios
44
1Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú,
Israel, a quien yo escogí. 2Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el
que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío
Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. 3Porque yo derramaré
aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré
sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; 4y brotarán
entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. 5Este dirá:
Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá
con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel.
6Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor,
Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero,a [a
a 44.6: Is. 48.12; Ap. 1.17; 22.13.] y fuera de mí no hay
Dios. 7¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá
en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles
lo que viene, y lo que está por venir. 8No temáis, ni os amedrentéis;
¿no te lo hice oír desde la antig:uedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis
testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.
La insensatez de la idolatría
9Los formadores de imágenes de talla, todos ellos
son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son
testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden. 10¿Quién
formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho?
11He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices
mismos son hombres. Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y
serán avergonzados a una.
12El herrero toma la tenaza, trabaja en las
ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su
brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya.
13El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los
cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza
de hombre hermoso, para tenerlo en casa. 14Corta cedros, y toma ciprés
y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe
con la lluvia. 15De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma
de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además
un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él. 16Parte
del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se
sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego;
17y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él,
lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios eres tú.
18No saben ni entienden; porque cerrados están
sus ojos para no ver, y su corazón para no entender. 19No discurre
para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé
en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del
resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol?
20De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no
libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?
Jehová es el Redentor de Israel
21Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel,
porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me
olvides. 22Yo deshice como una nube tus
rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí,
porque yo te redimí. 23Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo
hizo; gritad con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpid, montes, en
alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a
Jacob, y en Israel será glorificado.
24Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó
desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos,
que extiendo la tierra por mí mismo; 25que deshago las señales de
los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios,
y desvanezco su sabiduría.b [b b 44.25: 1 Co. 1.20.] 26Yo,
el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros;
que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas
serán, y sus ruinas reedificaré; 27que dice a las profundidades:
Secaos, y tus ríos haré secar; 28que dice de Ciro: Es mi pastor, y
cumplirá todo lo que yo quiero,c [c c 44.28: 2 Cr. 36.23; Esd.
1.2.] al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás
fundado.
Encargo de Dios para Ciro
45
1Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual
tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar
lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:
2Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré
puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; 3y te daré
los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy
Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. 4Por amor de mi
siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse
sobrenombre, aunque no me conociste. 5Yo soy Jehová, y ninguno más
hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,
6para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que
no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, 7que formo la
luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy
el que hago todo esto.
Jehová el Creador
8Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen
la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse
brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado.
9¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto
con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?;a
[a a 45.9: Ro. 9.20.] o tu obra: ¿No tiene manos? 10¡Ay
del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a
luz?! 11Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador:
Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la
obra de mis manos. 12Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre.
Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. 13Yo
lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi
ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los
ejércitos.
14Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las
mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán
a ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán
reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no hay
otro fuera de Dios. 15Verdaderamente tú eres Dios que te encubres,
Dios de Israel, que salvas. 16Confusos y avergonzados serán todos
ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes. 17Israel
será salvo en Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os
afrentaréis, por todos los siglos.
18Porque así dijo Jehová, que creó los cielos;
él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó
en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.
19No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la
descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia,
que anuncio rectitud.
Jehová y los ídolos de Babilonia
20Reuníos, y venid; juntaos todos los
sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen
el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva. 21Proclamad,
y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde
el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más
Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. 22Mirad
a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no
hay más. 23Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra
en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará
toda lengua.b [b b 45.23: Ro. 14.11; Fil. 2.10–11.]
24Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está
la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen
serán avergonzados. 25En Jehová será justificada y se gloriará
toda la descendencia de Israel.
46
1Se postró Bel, se abatió Nebo; sus imágenes
fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga; esas cosas que vosotros
solíais llevar son alzadas cual carga, sobre las bestias cansadas. 2Fueron
humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino
que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio.
3Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la
casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois
llevados desde la matriz. 4Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las
canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.
5¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me
comparáis, para que seamos semejantes? 6Sacan oro de la bolsa, y
pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se
postran y adoran. 7Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo
colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y
tampoco responde, ni libra de la tribulación.
8Acordaos de esto, y tened verg:uenza; volved en
vosotros, prevaricadores. 9Acordaos de las cosas pasadas desde los
tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a
mí, 10que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la
antig:uedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré
todo lo que quiero; 11que llamo desde el oriente al ave, y de tierra
lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y
también lo haré.
12Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de
la justicia: 13Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi
salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.
Juicio sobre Babilonia
47
1Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de
Babilonia.a [a a 47.1–15: Is. 13.1—14.23; Jer. 50.1—51.64.]
Siéntate en la tierra, sin trono, hija de los caldeos; porque nunca más
te llamarán tierna y delicada. 2Toma el molino y muele harina;
descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos.
3Será tu verg:uenza descubierta, y tu deshonra será vista; haré
retribución, y no se librará hombre alguno. 4Nuestro Redentor,
Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.
5Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de
los caldeos; porque nunca más te llamarán señora de reinos. 6Me
enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les
tuviste compasión; sobre el anciano agravaste mucho tu yugo. 7Dijiste:
Para siempre seré señora; y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu
postrimería. 8Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás
sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no
hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad. 9Estas dos cosas
te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez;b [b b 47.8–9:
Ap. 18.7–8.] en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la
multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos.
10Porque te confiaste en tu maldad, diciendo:
Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu
corazón: Yo, y nadie más. 11Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo
nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás
remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti.
12Estate ahora en tus encantamientos y en la
multitud de tus hechizos, en los cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá
podrás mejorarte, quizá te fortalecerás. 13Te has fatigado en tus
muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los
cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para
pronosticar lo que vendrá sobre ti.
14He aquí que serán como tamo; fuego los quemará,
no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse,
ni lumbre a la cual se sienten. 15Así te serán aquellos con quienes
te fatigaste, los que traficaron contigo desde tu juventud; cada uno irá por su
camino, no habrá quien te salve.
Dios reprende la infidelidad de Israel
48
1Oíd esto, casa de Jacob, que os llamáis del
nombre de Israel, los que salieron de las aguas de Judá, los que juran en el
nombre de Jehová, y hacen memoria del Dios de Israel, mas no en verdad ni en
justicia; 2porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de
Israel confían; su nombre es Jehová de los ejércitos.
3Lo que pasó, ya antes lo dije, y de mi boca salió;
lo publiqué, lo hice pronto, y fue realidad. 4Por cuanto conozco que
eres duro, y barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce, 5te lo
dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras: Mi
ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas.
6Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis
vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y ocultas que tú no sabías.
7Ahora han sido creadas, no en días pasados, ni antes de este día las
habías oído, para que no digas: He aquí que yo lo sabía. 8Sí,
nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió
antes tu oído; porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por
tanto te llamé rebelde desde el vientre.
9Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para
alabanza mía la reprimiré para no destruirte. 10He aquí te he
purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. 11Por
mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi
honra no la daré a otro.
12Oyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo
mismo, yo el primero, yo también el postrero.a [a a 48.12: Is.
44.6; Ap. 1.17; 22.13.] 13Mi mano fundó también la
tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo,
comparecieron juntamente.
14Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay
entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su
voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos. 15Yo, yo
hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino. 16Acercaos
a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se
hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu.
17Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo
de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te
encamina por el camino que debes seguir. 18¡Oh, si hubieras atendido
a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las
ondas del mar. 19Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos
de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído
de mi presencia. 20Salid de Babilonia,b [b b 48.20:
Ap. 18.4.] huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de
alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió
Jehová a Jacob su siervo. 21No tuvieron sed cuando los llevó por
los desiertos; les hizo brotar agua de la piedra; abrió la peña, y corrieron
las aguas. 22No hay paz para los malos, dijo Jehová.c [c c 48.22:
Is. 57.21.]
Israel, siervo de Jehová
49
1Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos.
Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi
nombre en memoria. 2Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con
la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba;
3y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré. 4Pero
yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis
fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.
5Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde
el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y para
congregarle a Israel (porque estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío
será mi fuerza); 6dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para
levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también
te di por luz de las naciones,a [a a 49.6: Is. 42.6; Lc. 2.32;
Hch. 26.23.] para que seas mi salvación hasta lo postrero de la
tierra.b [b b 49.6: Hch. 13.47.]
7Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el
Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de
los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová;
porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.
Dios promete restaurar a Sion
8Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y
en el día de salvación te ayudé;c [c c 49.8: 2 Co. 6.2.] y
te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para
que heredes asoladas heredades; 9para que digas a los presos: Salid;
y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y
en todas las alturas tendrán sus pastos. 10No tendrán hambre ni
sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos
misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.d [d d
49.10: Ap. 7.16–17.] 11Y convertiré en camino
todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas. 12He aquí éstos
vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la
tierra de Sinim.
13Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate,
tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su
pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia. 14Pero Sion dijo: Me
dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15¿Se olvidará la
mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?
Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. 16He aquí que en
las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus
muros. 17Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus
asoladores saldrán de ti. 18Alza tus ojos alrededor, y mira: todos
éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos,
como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como
novia.
19Porque tu tierra devastada, arruinada y
desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus
destruidores serán apartados lejos. 20Aun los hijos de tu orfandad
dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo
more. 21Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque
yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién,
pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos?
22Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé
mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en
brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. 23Reyes
serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te
adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que
no se avergonzarán los que esperan en mí.
24¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será
rescatado el cautivo de un tirano? 25Pero así dice Jehová:
Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será
arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.
26Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su
sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová
soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
Jehová ayuda a quienes confían en él
50
1Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de
repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis
acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois
vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre. 2¿Por
qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso
se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He
aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto;
sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed. 3Visto de
oscuridad los cielos, y hago como cilicio su cubierta.
4Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para
saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará
mi oído para que oiga como los sabios. 5Jehová el Señor me abrió
el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás. 6Di mi cuerpo a
los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi
rostro de injurias y de esputos.a [a a 50.6: Mt. 26.67; Mr.
14.65.]
7Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto
no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré
avergonzado. 8Cercano está de mí el que me salva; ¿quién
contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese
a mí. 9He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que
me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán
comidos por la polilla.
10¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová,
y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en
el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. 11He aquí que todos
vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro
fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis
sepultados.
Palabras de consuelo para Sion
51
1Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis
a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la
cantera de donde fuisteis arrancados. 2Mirad a Abraham vuestro padre,
y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y
lo bendije y lo multipliqué. 3Ciertamente consolará Jehová a Sion;
consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su
soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y
voces de canto.
4Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación
mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos.
5Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán
a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su
esperanza. 6Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la
tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá
como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi
salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.
7Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en
cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus
ultrajes. 8Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana
los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación
por siglos de siglos.
9Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh
brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados.
¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? 10¿No
eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en
camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos? 11Ciertamente
volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo
habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.
12Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú
para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es
como heno? 13Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió
los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor
del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el
furor del que aflige? 14El preso agobiado será libertado pronto; no
morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan. 15Porque yo Jehová,
que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de
los ejércitos. 16Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la
sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de
la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.
17Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén,
que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira;a [a a 51.17:
Ap. 14.10; 16.19.] porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los
sedimentos. 18De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe;
ni quien la tome de la mano, de todos los hijos que crió. 19Estas
dos cosas te han acontecido: asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién
se dolerá de ti? ¿Quién te consolará? 20Tus hijos desmayaron,
estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en
la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo. 21Oye,
pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino: 22Así dijo Jehová
tu Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu
mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más
lo beberás. 23Y lo pondré en mano de tus angustiadores, que dijeron
a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo
como tierra, y como camino, para que pasaran.
Dios librará del cautiverio a Sion
52
1Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion;
vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa;a [a a 52.1:
Ap. 21.2, 27.] porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo.
2Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las
ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion.
3Porque así dice Jehová: De balde fuisteis
vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados. 4Porque así dijo
Jehová el Señor: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para morar
allá, y el asirio lo cautivó sin razón. 5Y ahora ¿qué hago aquí,
dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se enseñorean,
lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi nombreb
[b b 52.5: Ro. 2.24.] todo el día. 6Por tanto, mi
pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo,
he aquí estaré presente.
7¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies
del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz,c [c c 52.7:
Nah. 1.15; Ro. 10.15; Ef. 6.15.] del que trae nuevas del bien, del que
publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! 8¡Voz de
tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a
ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion. 9Cantad alabanzas,
alegraos juntamente, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su
pueblo, a Jerusalén ha redimido. 10Jehová desnudó su santo brazo
ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la
salvación del Dios nuestro.
11Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis
cosa inmunda;d [d d 52.11: 2 Co. 6.17.] salid de en
medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová. 12Porque
no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de
vosotros, y os congregará el Dios de Israel.
Sufrimientos del Siervo de Jehová
13He aquí que mi siervo será prosperado, será
engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. 14Como se
asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su
parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, 15así
asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque
verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.e
[e e 52.15: Ro. 15.21.]
53
1¿Quién ha creído a nuestro anuncio?a
[a a 53.1: Ro. 10.16.] ¿y sobre quién se ha manifestado el
brazo de Jehová?b [b b 53.1: Jn. 12.38.] 2Subirá
cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él,
ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3Despreciado
y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y
como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores;c [c c 53.4: Mt. 8.17.] y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo
de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.d
[d d 53.5: 1 P. 2.24.] 6Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas,e [e e 53.6: 1 P. 2.25.] cada
cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros.
7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero;f [f f 53.7: Ap. 5.6.] y
como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
8Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la
contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes,g [g g 53.7–8:
Hch. 8.32–33.] y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9Y
se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte;
aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.h [h h 53.9:
1 P. 2.22.]
10Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole
a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá
linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano
prosperada. 11Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará
satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará
las iniquidades de ellos. 12Por tanto, yo le daré parte con los
grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida
hasta la muerte, y fue contado con los pecadores,i [i i 53.12:
Mr. 15.28; Lc. 22.37.] habiendo él llevado el pecado de muchos, y
orado por los transgresores.
El amor eterno de Jehová hacia Israel
54
1Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz;
levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más
son los hijos de la desamparada que los de la casada,a [a a 54.1:
Gá. 4.27.] ha dicho Jehová. 2Ensancha el sitio de tu
tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa;
alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. 3Porque te extenderás a
la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y
habitará las ciudades asoladas.
4No temas, pues no serás confundida; y no te
averg:uences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la
verg:uenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más
memoria. 5Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos
es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será
llamado. 6Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te
llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios
tuyo. 7Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con
grandes misericordias. 8Con un poco de ira escondí mi rostro de ti
por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo
Jehová tu Redentor.
9Porque esto me será como en los días de Noé,
cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra;b
[b b 54.9: Gn. 9.8–17.] así he jurado que no me enojaré
contra ti, ni te reñiré. 10Porque los montes se moverán, y los
collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de
mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.
11Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo;
he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te
fundaré. 12Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de
piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas.c [c c 54.11–12:
Ap. 21.18–21.] 13Y todos tus hijos serán enseñados por
Jehová;d [d d 54.13: Jn. 6.45.] y se multiplicará la
paz de tus hijos. 14Con justicia serás adornada; estarás lejos de
opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti. 15Si
alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare,
delante de ti caerá. 16He aquí que yo hice al herrero que sopla las
ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al
destruidor para destruir. 17Ninguna arma forjada contra ti prosperará,
y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la
herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.
Misericordia gratuita para todos
55
1A todos los sedientos: Venid a las aguas;a
[a a 55.1: Ap. 21.6; 22.17.] y los que no tienen dinero, venid,
comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2¿Por
qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no
sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con
grosura. 3Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá
vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a
David.b [b b 55.3: Hch. 13.34.] 4He aquí
que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones.
5He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te
conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel
que te ha honrado.
6Buscad a Jehová mientras puede ser hallado,
llamadle en tanto que está cercano. 7Deje el impío su camino, y el
hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él
misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. 8Porque
mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová. 9Como son más altos los cielos que la tierra, así son
mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos.
10Porque como desciende de los cielos la lluvia y
la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,c [c c 55.10:
2 Co. 9.10.] 11así será mi palabra que sale de mi boca;
no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en
aquello para que la envié.
12Porque con alegría saldréis, y con paz seréis
vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y
todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. 13En lugar
de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será
a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.
Recompensa de los que guardan el pacto de Dios
56
1Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced
justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para
manifestarse. 2Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de
hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo* [* Aquí equivale a sábado.
] para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.
3Y el extranjero que sigue a Jehová no hable
diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He
aquí yo soy árbol seco. 4Porque así dijo Jehová: A los eunucos
que guarden mis días de reposo,* [* Aquí equivale a sábado. ] y
escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, 5yo les daré lugar en
mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre
perpetuo les daré, que nunca perecerá. 6Y a los hijos de los
extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová
para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo* [* Aquí
equivale a sábado. ] para no profanarlo, y abracen mi pacto, 7yo
los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus
holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será
llamada casa de oración para todos los pueblos.a [a a 56.7: Mt.
21.13; Mr. 11.17; Lc. 19.46.] 8Dice Jehová el Señor, el
que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.
9Todas las bestias del campo, todas las fieras del
bosque, venid a devorar. 10Sus atalayas son ciegos, todos ellos
ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados,
aman el dormir. 11Y esos perros comilones son insaciables; y los
pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada
uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. 12Venid, dicen,
tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o
mucho más excelente.
Condenación de la idolatría de Israel
57
1Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y
los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es
quitado el justo. 2Entrará en la paz; descansarán en sus lechos
todos los que andan delante de Dios. 3Mas vosotros llegaos acá,
hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. 4¿De
quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis
la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, 5que
os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis
los hijos en los valles, debajo de los peñascos? 6En las piedras
lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste
libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? 7Sobre
el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer
sacrificio. 8Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque
a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste
con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que la veías. 9Y fuiste
al rey con ung:uento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores
lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol. 10En la multitud
de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo
vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.
11¿Y de quién te asustaste y temiste, que has
faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he
guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? 12Yo
publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.
13Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a
todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía
tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. 14Y dirá:
Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi
pueblo. 15Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la
eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y
con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 16Porque
no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí
el espíritu, y las almas que yo he creado. 17Por la iniquidad de su
codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió
rebelde por el camino de su corazón. 18He visto sus caminos; pero le
sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; 19produciré
fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano,a [a a 57.19:
Ef. 2.13.] dijo Jehová; y lo sanaré. 20Pero los impíos
son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan
cieno y lodo. 21No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.b
[b b 57.21: Is. 48.22.]
El verdadero ayuno
58
1Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu
voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su
pecado. 2Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como
gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me
piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. 3¿Por qué, dicen,
ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por
entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio
gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4He aquí que para
contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis
como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. 5¿Es tal el
ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su
cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno,
y día agradable a Jehová?
6¿No es más bien el ayuno que yo escogí,
desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir
libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7¿No es que
partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que
cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? 8Entonces
nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu
justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
9Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás,
y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo
amenazador, y el hablar vanidad; 10y si dieres tu pan al hambriento,
y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será
como el mediodía. 11Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías
saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y
como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. 12Y los tuyos
edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación
levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas
para habitar.
La observancia del día de reposo
13Si retrajeres del día de reposo* [* Aquí
equivale a sábado. ] tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo
llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus
propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
14entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las
alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la
boca de Jehová lo ha hablado.
Confesión del pecado de Israel
59
1He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová
para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2pero vuestras
iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros
pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. 3Porque
vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad;
vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. 4No
hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en
vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. 5Incuban
huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos,
morirá; y si los apretaren, saldrán víboras. 6Sus telas no servirán
para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad,
y obra de rapiña está en sus manos. 7Sus pies corren al mal, se
apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de
iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. 8No
conocieron camino de paz,a [a a 59.7–8: Ro. 3.15–17.] ni
hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas
fuere, no conocerá paz.
9Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no
nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y
andamos en oscuridad. 10Palpamos la pared como ciegos, y andamos a
tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares
oscuros como muertos. 11Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos
lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se
alejó de nosotros. 12Porque nuestras rebeliones se han multiplicado
delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con
nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: 13el
prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el
hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de
mentira. 14Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos;
porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15Y
la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo
vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. 16Y
vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese;
y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.b [b b 59.16:
Is. 63.5.] 17Pues de justicia se vistió como de una
coraza,c [c c 59.17: Ef. 6.14.] con yelmo de salvación
en su cabeza;d [d d 59.17: Ef. 6.17; 1 Ts. 5.8.] tomó
ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, 18como
para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a
sus adversarios; el pago dará a los de la costa. 19Y temerán desde
el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria;
porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará
bandera contra él. 20Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se
volvieren de la iniquidad en Jacob,e [e e 59.20: Ro. 11.26.] dice
Jehová.
21Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová:
El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no
faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de
tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.
La futura gloria de Sion
60
1Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz,
y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. 2Porque he aquí que
tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá
Jehová, y sobre ti será vista su gloria. 3Y andarán las naciones a
tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
4Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se
han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán
llevadas en brazos. 5Entonces verás, y resplandecerás; se
maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud
del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti. 6Multitud
de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de
Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová. 7Todo
el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán
servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de
mi gloria.
8¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes, y
como palomas a sus ventanas? 9Ciertamente a mí esperarán los de la
costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos,
su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel,
que te ha glorificado.
10Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes
te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de
ti misericordia. 11Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se
cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las
naciones,a [a a 60.11: Ap. 21.25–26.] y conducidos a
ti sus reyes. 12Porque la nación o el reino que no te sirviere
perecerá, y del todo será asolado. 13La gloria del Líbano vendrá
a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario;
y yo honraré el lugar de mis pies. 14Y vendrán a ti humillados los
hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos
los que te escarnecían,b [b b 60.14: Ap. 3.9.] y te
llamarán Ciudad de Jehová, Sion del Santo de Israel.
15En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto
que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloria eterna, el gozo de todos los
siglos. 16Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes
mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el
Fuerte de Jacob.
17En vez de bronce traeré oro, y por hierro
plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu
tributo, y justicia por tus opresores. 18Nunca más se oirá en tu
tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a
tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.
19El sol nunca más te servirá de luz para el día,
ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz
perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.c [c c 60.19: Ap. 21.23;
22.5.] 20No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna;
porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán
acabados. 21Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre
heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para
glorificarme. 22El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo
fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.
Buenas nuevas de salvación para Sion
61
1El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí,
porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos,a
[a a 61.1: Mt. 11.5; Lc. 7.22.] a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
2a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová,b [b b 61.1–2:
Lc. 4.18–19.] y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a
todos los enlutados;c [c c 61.2: Mt. 5.4.] 3a
ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo
de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y
serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
4Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos
primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas
generaciones.
5Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los
extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. 6Y
vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis
llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis
sublimes. 7En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra
deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán
doble honra, y tendrán perpetuo gozo.
8Porque yo Jehová soy amante del derecho,
aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su
obra, y haré con ellos pacto perpetuo. 9Y la descendencia de ellos
será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos
los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová.
10En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se
alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó
de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus
joyas.d [d d 61.10: Ap. 21.2.] 11Porque como
la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así
Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las
naciones.
62
1Por amor de Sion no callaré, y por amor de
Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su
salvación se encienda como una antorcha. 2Entonces verán las gentes
tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que
la boca de Jehová nombrará. 3Y serás corona de gloria en la mano
de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. 4Nunca más
te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás
llamada Hefzi-bá,4 [4 Esto es, Mi deleite está en ella. ] y
tu tierra, Beula;5 [5 Esto es, Desposada. ] porque el amor de
Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. 5Pues como el
joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo
del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
6Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto
guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis
de Jehová, no reposéis, 7ni le deis tregua, hasta que restablezca a
Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. 8Juró Jehová por
su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a
tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo;
9sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los
que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario.
10Pasad, pasad por las puertas; barred el camino
al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los
pueblos. 11He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la
tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su
recompensa con él, y delante de él su obra.a [a a 62.11: Is.
40.10; Ap. 22.12.] 12Y les llamarán Pueblo Santo,
Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.
El día de la venganza de Jehová
63
1¿Quién es éste que viene de Edom,a [a
a 63.1–6: Is. 34.5–17; Jer. 49.7–22; Ez. 25.12–14; 35.1–15; Am.
1.11–12; Abd. 1–14; Mal. 1.2–5.] de Bosra, con vestidos rojos?
¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que
hablo en justicia, grande para salvar. 2¿Por qué es rojo tu
vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3He pisado yo
solo el lagar,b [b b 63.3: Ap. 14.20; 19.15.] y de los
pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y
su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.c [c c 63.3:
Ap. 19.13.] 4Porque el día de la venganza está en mi
corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. 5Miré, y no había
quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi
brazo, y me sostuvo mi ira.d [d d 63.5: Is. 59.16.] 6Y
con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en
tierra su sangre.
Bondad de Jehová hacia Israel
7De las misericordias de Jehová haré memoria, de
las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la
grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus
misericordias, y según la multitud de sus piedades. 8Porque dijo:
Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. 9En
toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en
su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días
de la antig:uedad.
10Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su
santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra
ellos. 11Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su
pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de
su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu, 12el
que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió
las aguas delante de ellos,e [e e 63.12: Ex. 14.21.] haciéndose
así nombre perpetuo, 13el que los condujo por los abismos, como un
caballo por el desierto, sin que tropezaran? 14El Espíritu de Jehová
los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu
pueblo, para hacerte nombre glorioso.
Plegaria pidiendo misericordia y ayuda
15Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa
y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus
entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado? 16Pero tú
eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh
Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre. 17¿Por
qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro
corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu
heredad. 18Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros
enemigos han hollado tu santuario. 19Hemos venido a ser como aquellos
de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre.
64
1¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y
a tu presencia se escurriesen los montes, 2como fuego abrasador de
fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu
nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! 3Cuando,
haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los
montes delante de ti. 4Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo
ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.a [a a
64.4: 1 Co. 2.9.] 5Saliste al encuentro del que con
alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí,
tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo
tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? 6Si bien todos nosotros somos
como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos
todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
7Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti;
por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder
de nuestras maldades.
8Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre;
nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos
todos nosotros. 9No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas
perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos
nosotros. 10Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un
desierto, Jerusalén una soledad. 11La casa de nuestro santuario y de
nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego;
y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. 12¿Te estarás
quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás
sobremanera?
Castigo de los rebeldes
65
1Fui buscado por los que no preguntaban por mí;
fui hallado por los que no me buscaban.a [a a 65.1: Ro. 10.20.] Dije
a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. 2Extendí
mis manos todo el día a pueblo rebelde,b [b b 65.2: Ro. 10.21.] el
cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; 3pueblo
que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y
quemando incienso sobre ladrillos; 4que se quedan en los sepulcros, y
en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas
hay caldo de cosas inmundas; 5que dicen: Estate en tu lugar, no te
acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo en mi furor,
fuego que arde todo el día. 6He aquí que escrito está delante de mí;
no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno 7por
vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres
juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados
me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.
8Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase
mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él;
así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. 9Sacaré
descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán
por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. 10Y será Sarón
para habitación de ovejas, y el valle de Acorc [c c 65.10: Jos.
7.24–26.] para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó.
11Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte,
que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino;
12yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis
al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis,
sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me
desagrada.
13Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí
que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos
beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y
vosotros seréis avergonzados; 14he aquí que mis siervos cantarán
por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por
el quebrantamiento de espíritu aullaréis. 15Y dejaréis vuestro
nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus
siervos llamará por otro nombre. 16El que se bendijere en la tierra,
en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de
verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán
cubiertas de mis ojos.
Cielos nuevos y tierra nueva
17Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y
nueva tierra;d [d d 65.17: Is. 66.22; 2 P. 3.13; Ap. 21.1.] y
de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18Mas
os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque
he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19Y
me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán
en ella voz de lloro, ni voz de clamor.e [e e 65.19: Ap. 21.4.] 20No
habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no
cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será
maldito. 21Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas,
y comerán el fruto de ellas. 22No edificarán para que otro habite,
ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán
los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.
23No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son
linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. 24Y
antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25El
lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el
buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal
en todo mi santo monte, dijo Jehová.f [f f 65.25: Is. 11.6–9.]
Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion
66
1Jehová dijo así: El cielo es mi trono,a
[a a 66.1: Mt. 5.34; 23.22.] y la tierra estrado de mis pies;b
[b b 66.1: Mt. 5.35.] ¿dónde está la casa que me habréis de
edificar, y dónde el lugar de mi reposo?c [c c 66.1: Hch.
7.49–50.] 2Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas
estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de
espíritu, y que tiembla a mi palabra.
3El que sacrifica buey es como si matase a un
hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda,
como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un
ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus
abominaciones, 4también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré
sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no
oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me
desagrada.
5Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis
a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de
mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría
vuestra, y ellos serán confundidos.
6Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz
de Jehová que da el pago a sus enemigos.
7Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes
que le viniesen dolores, dio a luz hijo.d [d d 66.7: Ap. 12.5.] 8¿Quién
oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día?
¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz
sus hijos. 9Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo
que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios.
10Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella,
todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis
por ella; 11para que maméis y os saciéis de los pechos de sus
consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria.
12Porque así dice Jehová: He aquí que yo
extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente
que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las
rodillas seréis mimados. 13Como aquel a quien consuela su madre, así
os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. 14Y
veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como
la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará
contra sus enemigos. 15Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego,
y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión
con llama de fuego. 16Porque Jehová juzgará con fuego y con su
espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.
17Los que se santifican y los que se purifican en
los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón,
juntamente serán talados, dice Jehová.
18Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos;
tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán
mi gloria. 19Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los
escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a
Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi
gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. 20Y traerán a
todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en
caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de
Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en
utensilios limpios a la casa de Jehová. 21Y tomaré también de
ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.
22Porque como los cielos nuevos y la nueva tierrae
[e e 66.22: Is. 65.17; 2 P. 3.13; Ap. 21.1.] que yo hago
permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra
descendencia y vuestro nombre. 23Y de mes en mes, y de día de
reposo* [* Aquí equivale a sábado. ] en día de reposo,* [* Aquí
equivale a sábado. ] vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.
24Y saldrán, y verán los cadáveres de los
hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego
se apagará,f [f f 66.24: Mr. 9.48.] y serán
abominables a todo hombre.
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América:
Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.